jueves, 12 de septiembre de 2013

LOS RESPONSABLES DE LA DESTRUCCIÓN

LOS RESPONSABLES DE LA DESTRUCCION La Gaceta de Madrid del 9 de septiembre de 1813 publicaba escuetamente la siguiente noticia: "La desgraciada ciudad de San Sebastián padeció extraordinariamente: la mayor parte de ella fue saqueada y entregada a las llamas" (1). La noticia pareció, sin duda, demasiado escueta a los redactores del diario oficial y se sintieron obligados unos días más tardes a ampliarla con una larga nota fechada en Madrid el 13 de septiembre, que, sin embargo, venía a poner sordina a posibles clamores que se podían levantar en petición de justo castigo de los responsables. La nota, aparecida en el número correspondiente al 14 del mismo mes, confesaba que, de copiar las noticias recibidas sobre los sucesos de la toma de la plaza de San Sebastián, presentaría un cuadro de horror; pero manifiesta que se limita a extractar aquello que pueda hacer formar opinión, no sobre quiénes fueron responsables dei desastre, sino sobre la clase de guerra en la que los españoles estaban comprometidos. Viene a explicar luego la destrucción de la ciudad por el hecho de que casi no hubiese espacio que no estuviera minado y, aunque reconoce que los soldados se desmandaron, escribe que el frenesí de una tropa acalorada y ciega de furor contra el enemigo era inevitable en aquel momento. Declara luego que muchos de los delincuentes han pagado ya sus excesos en un suplicio: 50 han sido fusilados y 9 ahorcados!!! Pero la frase más notable de la nota merece transcripción textual y línea aparte:
"De S. Sebastián no quedará sino la memoria de donde estuvo situada". Ante esta profecía inserta en la Gaceta oficial, se nos ocurre preguntar qué hacían José María Soroa, José Ignacio de Sagasti, Joaquín Luis de Berminghan y otros próceres donostiarras que seis días antes habían tomado en Zubieta el acuerdo de reedificar la ciudad. Si su inconsciencia no era muy grande, aquellos hombres tenían un amor extraordinario a la ciudad y un coraje fuera de lo común. En resumen, la Gaceta produce la impresión de querer echar tierra al tema de las responsabilidades de la destrucción de San Sebastián y de su saqueo, presentándolos como un tributo debido al rayo de la guerra, sin que pudiera evitarse que unas decenas de soldados, enfurecidos como toros de lidia al ver correr abundantemente la sangre de sus compañeros, cometieran algunos excesos los cuales, afirma falsamente, habían sido castigados con la muerte (2). Esta nota tuvo que herir profundamente a los donostiarras, que habían visto arrasados sus hogares y la ciudad. Por otra parte, quiere justificar los desmanes de la soldadesca como producto del furor contra el enemigo. Esto puede ser la explicación de que los donostiarras insistan sobre el contraste del trato dado a los france. ses y a los vecinos donostiarras. Los numerosos documentos publicados por la ciudad de San Sebastián señalan con insistencia el contraste de la acogida que al entrar en la plaza dispensaron las tropas aliadas a los soldados fran ceses cogidos prisioneros, a quienes recibieron con la mayor huma nidad, y a la indefensa e inocente población civil, a la que acogie ron como si se tratase de verdaderos enemigos.
No hemos de ocultar que semejante insistencia producía en nos otros cierta turbación, pues a primera vista causa la impresión que los donostiarras estaban deseando que se pasase a cuchillo o poco menos a los vencidos. Pero indudablemente estos documentos no pretenden otra cosa que hacer resaltar la inconsecuente e injus. ta conducta de los asaltantes con respecto a la población donostiarra. Y no estaba de más señalar este contraste cuando, quizás como impresión de un sentir bastante general, la Gaceta de Madrid del 7 de septiembre, en noticias datadas el 30 de agosto, señalaba que la defensa de los franceses en San Sebastián era tan obstinada como grande el peligro que corría su desesperada guarnición; y en una nota al pie de página decía textualmente: "La heróica defensa de los españoles en Tarragona fue objeto de las discusiones de varios generales franceses: los más opinaban que debían' ser pasados a cuchillo los defensores de aquella plaza por no haber querido capitular quando los sitiadores tenían ya abierta y accesible la brecha; y baxo este principio aplaudieron y apoyaron los horrores cometidos por el sanguinario Suchet. ¿Quál deberá ser pues la suerte de los defensores de S. Sebastián? Ellos son responsables de las infelices víctimas que sacrifica su obstinación; y Lord Wellington sería demasiado generoso si perdonase unas vidas que tantas vidas cuestan". 
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(1) La noticia de la toma de San Sebastián se dio en la Gazeta extraordinaria del 7 de setiembre de la siguiente manera: "Mientras las armas españolas se inmortalizaban en la parte de Irún, los aliados derramaron su preciosa sangre en el asalto de la plaza de San Sebastián. Aunque su pérdida en estos últimos momentos fue grande, reduxeron el número de los enemigos a solos 300 hombres, los que se vieron precisados a capitular el día 3 (sic), después de haber perdido todas las esperanzas de ser socorridos".
(2) Véase la nota reproducida en el apéndice documental. Respecto al pretendido castigo de los culpables hay que negar tal hecho, no sólo por un silencio total de las fuentes que debieran haber hablado del mismo, sino porque esta afirmación de la Gaceta fue desmentida expresamente. Véase en el apéndice documental la carta escrita desde Zarauz, inserta en el artículo de El Duende los Cafés del 10 de octubre. 

1 comentario:

  1. (1) La noticia de la toma de San Sebastián se dio en la Gazeta extraordinaria del 7 de septiembre de la siguiente manera: "Mientras las armas españolas se inmortalizaban en la parte de Irún, los aliados derramaron su preciosa sangre en el asalto de la plaza de San Sebastián. Aunque su pérdida en estos últimos momentos fue grande, reduxeron el número de los enemigos a solos 300 hombres, los que se vieron precisados a capitular el día 3 (sic), después de haber perdido todas las esperanzas de ser socorridos".

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