SAQUEO E INCENDIO DE LA CIUDAD, ATAQUE
AL CASTILLO Y CAPITULACION.
Los lamentables sucesos que siguieron a la entrada de los
aliados en la poblacion, son harto conocidos, para que nos de- tengamos en enumeracion y relato detallado.
Los sentimientos de maldad, los impulsos de violencia, de ordinario contenidos por la disciplina, y exaltados hasta el
delirio en aquél torbellino de la lucha, se desbordaron por la pequeña у ра cífica ciudad, y fueron ganando los establecimientos y viviendas de sus habitantes. Aunque en las filas inglesas no fuera muy grande el número de hombres desprovistos de todo sentimiento humano, los tales aprecían en primer término donde quiera que hallasen ocasion propicia; y como en todos los desórdenes eran de rigor los más bárbarоs exсевоs en la bebida, el cual ejemplo de aquellos arrastraba a los perturbados por el alcohol, que ya eran le
gion (1); y asi, de delito en delito, no ya los sentimientos de disciplina, sino también los de humanidad,se llegaba a los abominables crimenes. Como
antes en Badajoz, esto oourrid en San Sebastián agravándose el daño con el
incendio, producido en unos sitios por los proyectiles, en otros por la acumulacion de proyectiles y materias explosivas en los pequeños repuestos de
las barricadas, y provocado en otros por los soldados, para completar su obra de destruccion, que fué consumándose en los dias sucesivos, porque ni
había medios ni se disponía de gente para la extincion del fuego que debid
extenderse rápidamente desde el día 12 de Septiembre.
Ninguna descripcion de aquel horroroso cuadro tan lleno de verdad como
la que ha dejado en sus memorias el Teniente Coronel Leith Hay, de quien
son los párrafos siguientes:
"Dезвовo de ver el estado de cosas en la Ciudad, en la mañana del 2 de
Septiembre, dejé el Cuartel de Sir J. Leith, marché por el itamo y crucé
las trincheras, hasta llegar al sitio donde el General Había sido herido.La
escena desde allí era impresionante, todo el talud estaba cubierto de cadáveres.
Las circunstancias no permitieron enterralos el día anterior; yacian
por tanto, donde habían caido, pero en tal número, que nunca en espacio веmejante se presencid tal escena de horror.
Tras aquél primer término imperiosamente se elevaban columnas de humo y
cenizas, a través de las que, de tiempo en tiempo, se percibian los altos muros del Castillo, desde el cual y desde las baterías, salía a intérvalos
algún disparo de Artillería 6 un disparo irregular y medio apagado de fusilería; sobre todo ello se distinguía el tronar de las baterías de morterоs
ingleses, que desde el ataque de la derecha vomitaban sus bombas sobre la
roca cuya superficie aparecía surcada y desgarrada por las repetidas explosiones. Ascendí la brecha y seguf la cortina, que presentaba un aspecto de
indescriptible horror y destruccion. El calor de las casas ardiendo era excesivo; de entre la masa de fuego salfa a intérvalos el ruido que hacian
los soldados, aun ooupados en aumentar las miserías aculadas sobre la ciudad, Nunca en los anales de la guerra hubo caso de mis completo aniquilamiento, que el de San Sebastián. La proximidad de los edificios generalizó
la conflagracion; al caer de los tejados, el estrépito de los muros que se
desplomaban, interceptando a veces las calles, se hacia más imponente por la oscuridad que aún al mediodía producía la densa nube de humo que envolla escena.. ........Al bajar el gran tramo de escaleras
que conducía de la cortina al centro de aquél caos, encontré al General
Hay, ennegrecido por el humo y el polvo, sin tener un instante de reposo у
aun ocupado en restablecer el orden en la tropa, o tratando de cortar las
llamas que le rodeaban en todas direcciones. En la especie de Plaza, frente a la entrada, se habian erijido las alabardas. Este emblema de preparaciőn para castigos, mostraba de modo inconfundible, las dificultades inherentes al restablecimiento del orden, cuando se altera tan espantosamente.
a consecuencia de un asalto."
(Leith Hay - A narration of the Peninsular War.)
Fué en vano que el General Hay y los contados Oficiales que le auxilia ban, intentasen poner coto a los desmames de las tropas, porque esta, rebelde a toda disciplina, hizo armas contra ellos; y las violencias contra l0s
habitantes solo cesaron,cuando todos hubieron abandonado sus hogares.
El origen, el desarrollo y las consecuencias de aquellos tristisimos sucesos, han ocupado innumerables páginas en documentos oficiales, revistas y
periódicos nacionales y extranjeros; pero como a pesar de su inmensa gravedad, su examen completo, detenido y sereno exige un estudio, que por una
parte había de ser muy largo, por los muchisimos document os que deben presentarse, y por otra, no sería exclusiva y absolutamente militar, y este ев
el carácter del presente trabajo, nos creemos dispensados de tratarlo.
Solamente diremos para expresar en conjunto la magnitud de aquella espantosa tragedia, que los asesinatos, violencias y atropellos que causaron tantísimas víctimas en la poblacion civil, se consumaron en medio de un voracísimo incendio que produjo la desaparición, casi total de la Ciudad; pues
de las 600 casas que la oomponian, solo se salvaron 35 de la parte Norte,al pie del Monte Urgull, de la calle de la Trinidad, que hoy se llama Calle del 31 de Agosto.
y
Las pérdidas materiales causadas por el incendio ascendieron a ciento
dos millones de rales.
En los arcos de la Plasa vieja, centro de la Ciudad actual, y para per- petua memoria de tan luctuoso día, hay dos lápidas con las siguientes inscripciones:
XXXI DE AGOSTO DE MDCCCXIII
LOS ALIADOS TOMAN POR ASALTO ESTA CIUDAD
OCUPADA POR EL EJERCITO INVASOR
LA INCENDIAN LA SAQUEAN Y DEGUELLAN
GRAN NUMERO DE SUS MORADORES.
VIII DE SEPTIEMBRE DE MDCCCXIII
REUNIDOS EN ZUBIETA LOS HABITANTES DISSOS A CONSECUENCIA DE LA HECATOMBE DEL
XXXI DE AGOSTO ACUERDAW REEDIFICAR LA
CIUDAD PRESA TODAVIA DE LAS LLAMAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario