jueves, 12 de septiembre de 2013

LOS RESPONSABLES DE LA DESTRUCCIÓN - ¿Cuál es la explicación?

Si esto es así como se dice, ¿cuál puede ser la explicación del tremendo desastre que provocaron los aliados al conquistar nuestra plaza? ¿Qué aguijón infernal les atizó para que en nuestra Ciudad mostraran una ferocidad más inhumana que en cualquier otro lugar y hasta cierto punto que en cualquier otro tiempo?

En su libro sobre el sitio de San Sebastián en 1813 el general francés Lamiraux contesta a esta pregunta con el siguiente párrafo: "Verdaderamente la única disculpa que debieron ofrecer los ingleses y sus partidarios a tan horrenda conducta para con una ciudad cuyos hijos les esperaban, como suele decirse, con los brazos abiertos y los aclamaban al penetrar en las calles como libertadores suyos y de la patria; la única disculpa, repetimos, era la de la mortandad que en los dos sitios les había causado el valor de los defensores. El segundo, al que estamos ahora refiriéndonos, había costado, en efecto, a los sitiadores sobre 500 muertos, entre ellos muchos oficiales de nota como el coronel Sird Richard Fletcher (creador de la línea Torres Vedras), Crawford y otros muy recomendables también, y 1.500 heridos, entre quienes lo fueron los generales Leith, Oswald y Robinson, los coroneles Hunt, Cameron Campbell y algunós más que hemos tenido ocasión de citar por tan entendidos como valerosos. Eso podría explicar en parte el furor de los que habían dejado su camino cubierto de sangre tan generosa y perdida la dirección de jefes tan acreditados y que tantas veces, además, los habían guiado a la victoria. Se comprende, empero, que ese furor se hubiese ensañado en los que les causaran tantas y tales bajas; pero, ¿qué les habían hecho los que salían de su morada a recibirlos con el gozo pintado en su rostro, y las mujeres, los ancianos y los niños que desde los balcones y ventanas de las casas los saludaban con sus pañuelos y aclamaciones" (30). 
Para Gómez de Arteche igualmente el revés sufrido en el asalto del 15 de julio y los sacrificios hechos en el segundo y definitivo, fueron la causa del horrible desastre de la infeliz Ciudad. Y más adelante insiste el ilustre historiador y general en que la rabia del vencimiento anterior, el anhelo más y más excitado del desquite, encendido en pechos heroicos pero ansiosos de venganza, harán ver el sacrificio inmerecido de la infeliz ciudad tan obstinadamente disputada (31). 
U'n observador retrata así a aquellos hombres en los instantes que precedían al asalto: "Había algo en su gesto que decía claramente que habían sufrido fatigas sin quejarse y visto caer a su lado camaradas y oficiales sin desmayar... lo habían soportado todo mientras cuerpo y alma estaban ocupados. Pero, ahora ante el asalto, tenían unos instantes para pensar, ahora que los sentimientos delicados se desvanecían ante el deseo de venganza y saqueo... Una quieta pero desesperada calma reemplazaba a su de ordinario ruidoso humor y sólo se advertía en su actitud una expresión de ansiedad semejante a la del tigre antes de saltar a su presa" (32).

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(30) Citado por GÓMEZ ARTECHE: Ob. cit., pág. 317. La Encyclopaedia Britannica, palabra Peninsular War, dice que la operación de San Sebastián produjo en total más de 3.700 bajas. 
(31) Ibidem, p 260 y 279. 
(32) Citado por OLAVIDE-ALBARELLOS-VIGÓN: Ob. cit., pág. 332, n. 3.

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