martes, 23 de octubre de 2012

EL SITIO DE 1813 - LA SITUACIÓN ESTRATÉGICA - Consecuencias de la Batalla de Vitoria

BATALLA DE VITORIA (mapa)
Restaba a Lord Wellington recoger el fruto de su victoria. De la inmediata persecución de los franceses, aun en el caso de que la idiosincrasia del Ejército aliado  hubiese permitido ejecutarla activamente,no podía esperarse su completo aniquilamiento, porque la zona de retirada era propicia a los vencidos que, sin convoyes y sin artillería, podían fácilmente sustraerse a todo combate serio y podían en cambio entablar pequeños combates de retaguardia, fáciles de romper sin riesgo. Cierto, que, resuelta la persecución , hubiese Lord Wellington entrar en Francia tras los vencidos y hubiera podido establecerse sobre el Adour, toda vez que Bayona no estaba entonces en estado de defensa. . Pero, el Ejército aliado no era apto para realizar una persecución enérgica. Después de la Batalla de Vitoria, unos 12.000 hombres abandonaron las filas para merodear en las montañas (1). De otra parte los éxitos que la inmediata invasión de Francia prometía, aunque brillantes en el momento, podían resultar efímeros, porque en España quedaban aun núcleos franceses de cierta importancia y, la unión de los de Clausel y Suchet podían llegar a constituir un riesgo grave si Napoleón concentraba fuerzas suficientes frente al Adour.

Pero, sobre todas las consideraciones, pesaba en el ánimo de Lord Wellington en la última decena de aquel mes de Junio, el estado de los asuntos políticos en el resto de Europa. Después de la batalla de Bautzen, habíase firmado el armisticio de Pleiswitz el 4 de Junio y, tras él, habianse iniciado por mediación de Austria unas negociaciones que podían conducir a una paz pactada a espaldas de Inglaterra, lo que habría permitido a Napoleón revolver fuerzas aplastantes contra el Ejército del Lord.

Convenía, pues, consolidar las ventajas adquiridas y asegurar la situación presente, y, en este sentido se orientaron las decisiones de Wellington, que propendía siempre - y muy discretamente, dada su situación respecto al gobierno inglés -a sustraer al azar cuanto de la prudencia y del cálculo pudiera alcanzarse. Así, adoptó sus disposiciones para perseguir a los núcleos dispersos del Ejército de José y para apoderarse de las plazas que dejaban guarnecidas a su retaguardia y, muy especialmente, de Pamplona y San Sebastián. En consecuencia, lanzó las tropas de Girón y Longa el día 22 por el camino real de Francia,por donde se retiraban penosamente los convoyes partidos el 19 y el 21 de Vitoria; el 23 les siguió el General Graham que entró en Guipuzcoa por el puerto de San Adrián; el 24 atacaron ambos grupos en Villafranca a las tropas francesas penosamente concentradas por Foy sobre la división Mancune; el 25, reforzados ya por Mendizabal les atacaron de nuevo ante Tolosa, forzándoles a retroceder sobre Andoain, donde permanecieron el 26 y el 27.

En tanto, el grueso de los aliados seguía al Ejército francés en la dirección de Pamplona, a cuyas inmediaciones llegó el 25; era el propósito de Wellington hacer el sitio de esta Plaza, limitándose, en tanto, y, por el momento, a bloquear la de San Sebastián. Se interrumpió, pues, la persecución y el mismo día 25 se reconoció la Plaza y ordenó Lord Wellington al Coronel Dickson, su Comandante de Artillería, enviase un oficial a Santander, donde estaba el tren de sitio, a bordo aún de los transportes, con instrucciones para dirigirlo a Deva y organizar allí el desembarque y el transporte a Pamplona; el Mayor Frazer, designado para este servicio, partió el 26. Pero el mismo día 25, se supo que el destacamento de Clausel, que se suponía en Tudela, se hallaba en Logroño; el 26, dejando la 2ª División ante la Plaza, marchó Lord Wellington con el resto de sus tropas sobre Tafalla y Logroño, persiguiéndole activamente, pero en vano, hasta el 28.

El 1º. de Julio estaba el Cuartel General, de regreso ya, en Huarte y recibió  Lord Wellington la noticia del fracaso de la expedición de sir John Murray sobre Tarragona, que venía a modificar esencialmente la situación estratégica, pues dejaba a Suchet dueño de sus movimientos y en posibilidad de reunir considerables fuerzas sobre el flanco del Ejército aliado, acaso cuando este estuviese empeñado en una nueva lucha con el Ejército vencido, que aún ocupaba con no despreciables fuerzas el valle del Baztán y que, una vez internado en Francia, habría de reponerse pronto de los pasados quebrantos; persistir en el propósito de sitiar a Pamplona; lo que iba a exigir se desatendiese algo el flanco izquierdo, era exponerse a perder la facilidad de relaciones con el litoral cantábrico, precisamente en el momento en que un avance simultáneo del enemigo desde el Pirineo y por el valle del Ebro entraba en el orden de lo posible, y era, por tanto, exponerse a perder el fruto de la campaña. Ni a Wellington ni a sus auxiliares se ocultaban estos riesgos. El mismo día 1º. manifestó su resolución de desistir del proyectado sitio y de establecer solo el bloqueo de la Plaza, cuya ejecución iba a ser encomendada a las tropas españolas del Conde de La Bisbal. Se ordenó, pues, que se suspendiese el desembarque del tren de sitio y que los transportes regresaran a Bilbao.

CONTINUARÁ ..........

(OLAVIDE, ALBARELLOS,VIGÓN)


EL SITIO DE 1813 - LA SITUACIÓN ESTRATÉGICA - La primavera de 1813.

Al comenzar el 1813, hallábase considerablemente debilitada la fuerza del Imperio Francés. La campaña de 1812 había destruido sus más sólidas tropas, y para nutrir las unidades que habían de continuar la lucha en la       Europa Central, había sido preciso, no sólo anticipar la incorporación de los contingentes de reclutas, sino sacar cuadros y aún Cuerpos enteros del Ejército de España. El país había llegado al límite de su capacidad de sacrificio y el cansancio del pueblo trascendía y se reflejaba ya en el ánimo mismo de los más allegados al Emperador.

Manteniánse aún fuertes efectivos en España pero la necesidad de atender a diversas zonas de operaciones y la de guardar sus comunicaciones, imponían una diseminación que, a pesar de las excitaciones de Napoleón, aún venía a ser agravada por la inepcia de José y por la crónica indisciplina de los mandos subordinados. Disponíase de cerca de 200.000 hombres, pero absurdamente desparramados, Suchet en el litoral de levante operaba aisladamente; Gazán con el Ejército del Mediodía extendía sus cantones de Madrid a Zamora, con su cuartel general en Arévalo; Drouet con el del Centro ocupaba Segovia y Valladolid; Reille, con el de Portugal se mantenía entre el Esla y el Carrión; Clausel, por último, con un reducido núcleo de tropas, se esforzaba en llenar la ardua misión de mantener expeditas las comunicaciones con Bayona persiguiendo en el Norte a las incoercibles guerrillas.

Con el certero criterio que le era propio, apreciaba Lord Wellington todas estas circunstancias; ni aun en la retirada del otoño de 1812 se había quebrantado su confianza en el éxito final y, seguro de la próxima evacuación de España, vislumbraba ya la posibilidad de llevar la guerra al mediodía de Francia.

Su labor de reorganización durante el invierno de 1812-13, inspirado en el propósito de una ofensiva definitiva, se extiende desde los nimios detalles del equipo del soldado, hasta la preparación del cambio de base de operaciones que había de imponer el curso de la campaña; y como esto había de exigir el asedio de alguna plaza, y la lección sufrida ante el castillo de Burgos estaba reciente, esta vez no se descuidaba el pedir a Inglaterra, en tiempo oportuno, un tren de sitio.

El Duque de Wellington en la batalla de Vitoria
A fines de Mayo empezó la campaña con las operaciones para concentrar al Ejército aliado en la orilla derecha del Duero; en los primeros días de Junio, los tres grupos que le constituían, cubiertos los flancos por enjambres  de guerrillas, iniciaron aquel avance arrollador que se desenlazó en Vitoria pocas semanas después.

Sucesivamente abandonó el alto mando francés toda veleidad de resistencia tras el Pisuerga y tras el Ebro ante el temor de ver su Ejército desbordado por el Norte. No podían subsanarse en aquellos días tantos desaciertos pasados, ni mediocridades como José y Jourdan podían conjurar tal crisis; al concentrarse ante Vitoria el día 20, aquellas tropas, más que una masa dispuesta a maniobrar y a vencer, eran como una retaguardia que se aprestase a proteger la marcha de un inmenso convoy con un combate sobre un terreno, cualquiera, cuya evacuación se descontaba; ni aún pudieron incorporarse los destacamentos de Foy y de Clausel. En la noche del 20 la batalla estaba virtualmente perdida; en la del 21 de Junio, la definitiva evacuación de España por los franceses empezaba a ser un hecho.

CONTINUARÁ ...........

(OLAVIDE, ALBARELLOS,VIGÓN)


martes, 16 de octubre de 2012

SITIO Y DESTRUCCIÓN -07-LOS DAÑOS MATERIALES

El haber material de un pueblo no consiste solamente en los bienes cuantificables a los que se puede poner un precio. Existen otros bienes de carácter artístico, histórico o sentimental, cuyo valor no se puede calcular en dinero. El núcleo más importante de San Sebastián en este sentido se hallaba enclavado en la Plaza Nueva, hoy 18 de Julio (sic) (en la actualidad Plaza de la Constitución) , con su magnífica Casa Consistorial, que contenía un antiguo y precioso archivo de la ciudad, así como el archivo comercial del Consulado y el de las diez numerías o notariados con sus registros y escrituras. Por azares del destino o por mor de la malicia humana, la Plaza Nueva fue uno de los primeros lugares devorados por el fuego.

El incendio y los saqueos provocaron también la pérdida de otros tesoros del patrimonio público, incluso en edificios que se salvaron del fuego, como los registros y objetos preciosos de las parroquias de Santa María y de San Vicente. A ello habrían de sumarse los innumerables objetos de valoro artístico o histórico de propiedad privada, cuyo valor no será posible calcular jamás.

Pero si se podía calcular en moneda contante y sonante el valor de otros bienes cuyo inventario realizaron los comisionados de la ciudad y Consulado mediante una información judicial en la que oyeron a setenta y cinco testigos con el fin de dirigir y presentarla a la Comisión mixta de reclamaciones respectivas creada en Londres en virtud de acuerdo hispano-inglés.. La reclamación no produjo ningún efecto positivo, pero gracias a esa información conocemos la cifra calculada de los daños materiales, cuyo montante de ciento dos millones y pico de reales de vellón se desglosa del siguiente modo :

Pérdida del valor material de 600 casas destruidas por el incendio y valuadas como sigue:


  • 25 casas de 1ª clase a 300.000 r.v. una con otra ...........   7.500.000
  • 50 casas de 2ª    "     a 200.000 r.v. una con otra ...........10.000.000
  • 125 casas de 3ª clase a 150.000 r.v. una con otra ..........18.750.000
  • 125 casas de 4ª clase a 100.000 r.v. una con otra ..........12.500.000
  • 125 casas de 5ª clase a  80.000 r.v. una con otra ...........10.000.000
  • 75 casas de 6ª clase a 50.000 r.v. una con otra ............... 3.750.000
  • 75 casas de 7ª clase a 25.000 r.v. una con otra ............... 1.875.000
600 casas particulares destruidas con valor de ......................................................64. 375. 000

La Casa de la ciudad y Consulado con todos sus adornos y 
pertenecidos valuada en ...........................................................1.600.000

Los demás edificios públicos pertenecientes a la ciudad, como
carnicería, pescadería, escuelas etc............................................800.000 ............... .2.400.000
                                                                                                                             ----------------
                                                                                                                              66.775.000

Pérdida del ajuar, muebles y demás efectos  de las 600 casas particulares destruidas, valuadas como sigue :


  • Ajuar de 25 casas de 1ª clase a 50.000 r.v. el de cada una .....1.250.000
  • Ajuar de 50 casas de 2ª clase a 40.000 r.v. el de cada una .....2.000.000
  • Ajuar de 125 casas de 3ª clase a 30.000 r.v. el de cada una ...3.750.000
  • Ajuar de 125 casas de 4ª clase a 20.000 r.v. el de cada una ...2.500.000
  • Ajuar de 125 casas de 5ª clase a 10.000 r.v. el de cada una ...1.250.000
  • Ajuar de 75 casas de 6ª clase a 5.000 r.v. el de cada una ........  375.000
  • Ajuar de 75 casas de 7ª clase a 2.000 r.v. el de cada una ........  150.000
Valor total del ajuar y muebles destruidos.................................................................11.275.000

Pérdida de existencias y frutos coloniales y otros efectos en 45 almacenes y lonjas, valuada como sigue : 
  • Existencias en 5 almacenes de 1ª clase a 600.000 r.v. cada una ...3.000.000



SITIO Y DESTRUCCIÓN -06- LAS VÍCTIMAS

Se conoce con bastante aproximación el número de bajas que ocasionó el sitio y toma de San Sebastián entre las fuerzas aliadas y en la guarnición francesa. Pero cuando se trata de descubrir el número de las víctimas que la destrucción de nuestra ciudad produjo en la población civil donostiarra, las fuentes resultan bastante más concisas.

En los documentos que redactaron el Ayuntamiento y el pueblo de San Sebastián, tal como el borrador del Manifiesto fechado el 7 de Enero, el mismo Manifiesto del 16 de Enero y las testificaciones que le precedieron, no señalan personalmente más que una docena de víctimas, las más distinguidas por su condición social o por el modo como se efectuó la muerte. Esas fuentes afirman, sin embargo, que hubo muchas más víctimas y en algún caso concretan algo más los datos para dar pie a que intentemos fijar con cierta audacia el número de víctimas que el sitio, asalto, destrucción y saqueo de la capital guipuzcoana produjeron en la población civil.

Pero a este respecto es obligado hacer la distinción entre las víctimas directas de las tropelías que cometió la soldadesca indisciplinada, y las que se produjeron como consecuencia de la miseria en la que quedaron sumidas a resultas de la misma causa mil quinientas familias sin hogar, sin ropa y sin dinero ni alimentos. El citado borrador del Manifiesto señala la dolorosa impresión que producía ver salir de la ciudad desde el día 1 de septiembre en adelante a los habitantes que quedaron con vida. Raro era, dice, el que salía sin lesión; unos heridos, otros golpeados y estropeados, y todos casi desnudos.

En este estado de hambre, desnudez y miseria completa, muchos de los heridos no podrían sin duda reponerse de sus heridas y tendrían que perecer. Pero a las heridas se sumaron las enfermedades, y más concretamente la peste que se extendió entre la población donostiarra que se había refugiado en los alrededores de la ciudad. El citado borrador del Manifiesto expresa que después de la toma de la plaza se contaban sólo en la parroquia del Antiguo ocho a diez cadáveres diariamente y, a este tenor, en Loyola, Alza, Pasajes, Rentería, Hernani y otros pueblos hasta Tolosa, de manera que cuando llevaban a enterrar era sabido que eran de San Sebastián.

En la representación que el Ayuntamiento Constitucional dirigió a la Regencia el 5 de febrero de  1814 se dice que a resultas del funesto accidente han muerto ya más de 1.200 víctimas; y en la que dirige el 20 de febrero se afirma que el hambre y la desnudez han provocado la muerte de la tercera parte de los que lograron salvarse del desastre.

Si las 1.200 víctimas constituían la tercera parte de los que lograron salvarse del desastre,se podría concluir que sólo se salvaron del desastre unas 3.600 o a lo sumo 4.000 personas, cuando San Sebastián, con sus 1.500 familias, podría tener unos 7.000 habitantes. Pero esta conclusión no parece lícita, porque sabemos que muchos de los habitantes habían salido de la ciudad antes de la fatídica fecha, pues el general Rey dio orden de expulsar a muchos pobres y permitió que saliesen cuantas familias pudientes lo deseaban. Y esta tolerancia fue aprovechada por muchos donostiarras, a los que se veía salir todos los días en número más o menos crecido, hasta casi la víspera del 31 de agosto, en que se dio el asalto. Por eso sería seguramente más lícito concluir de las mencionadas cifras que casi la mitad de los habitantes de San Sebastián habían salido de la ciudad antes del fatídico asalto.

De todos estos datos parece que se puede deducir que las víctimas directas de las tropelías de la soldadesca no fueron muy numerosas. A lo sumo algunas pocas decenas, pues de otro modo se hubiera reflejado en los documentos una insistencia mayor sobre el particular. Pero las víctimas indirectas - auténticas víctimas que de otro modo no hubieran muerto - fueron más numerosas, y no existe fundamento histórico para rebajar la cifra de las 1.200 que el Ayuntamiento comunicaba a la Regencia del Reino.

CONTINUARÁ .................................

¿QUIEN DESTRUYÓ SAN SEBASTIÁN? / JUAN BAUTISTA OLAECHEA