martes, 18 de diciembre de 2012

EL SITIO DE 1813 - LA PLAZA Y SUS DEFENSORES - Fortificaciones bajas. Frente Sur, o frente de tierra.


El frente de tierra es un frente abaluartado; tal vez no sea muy exacta la clasificación, pues no está constituido con arreglo a ninguno de los muchos procedimientos y sistemas de ese género de fortificación que imperó hasta nuestros días.

Ciertamente que en ese frente hay una cortina y baluartes y semibaluartes, y en el centro un caballero; pero con todo eso, falta lo característico del sistema, o sea el flanqueo mutuo de sus baluartes o cruzamiento de las líneas de defensa  y las relaciones mutuas que deben guardarse las líneas del trazado, tanto en sus direcciones como en sus dimensiones; y si se quiere encontrar la filiación de las obras no se puede decir que pertenezca a ninguna de las escuelas clásicas, italiana, holandesa, española, francesa, etc.

Hay elementos de varias, pero conjunto no; si se exceptúa una mayor una mayor aplicación de la escuela holandesa en la variedad de obras exteriores, vemos, por ejemplo, que el ángulo flanqueado del baluarte de Santiago llena cumplidamente el precepto de Errard de Bar-le-Duc, pero se separa de su escuela en lo restante del trazado, tanto en ese baluarte como en los demás, pues característico del sistema Bar-le-Duc era que los flancos fueran perpendiculares a las caras, y eso no se ve en ningún baluarte de este frente, donde todos los flancos son perpendiculares a la cortina.

De Ville en su sistema ponía los flancos perpendiculares a la cortina, pero no en su totalidad, sino que una parte de ellos la retiraba y hacia normal a la linea de defensa; aquí había flancos retirados, pero no eran normales a las líneas de defensa, sino normales también a la cortina. El pequeño rebellín que De Ville colocaba delante de la cortina, aquí estaba delante del hornabeque.

El Conde de Pagan cubría con contraguardias las caras de los baluartes, y aquí en efecto una contraguardia cubría la cara del semibaluarte de San Felipe, pero ni los flancos de los baluartes eran perpendiculares a las líneas de defensa para su flanqueo más eficaz, ni tenían tres órdenes de fuegos, ni había como atrincheramiento interior de los baluartes, otros baluartes separados de aquellos por fosos, ni el rebellín estaba frente a la cortina, ni había la envuelta exterior que adoptó en su sistema reformador, características todas de su sistema.

No encaja pues, este frente en un determinado sistema de fortificación abaluartada, y naturalmente así tenía que suceder, pues su construcción no obedeció a una idea única, sino que resultó un conjunto de disposiciones sucesivas sobre bases forzadas.

Sin embargo, como tal frente abaluartado puede considerarse y más, para su más rápida descripción  que puede resumirse en los términos siguientes :

Una cortina (1) que enlaza los límites meridionales de los frentes de mar, tiene en su extremo oriental un baluarte bajo (Santiago) y en occidental un semibaluarte (San Felipe). En el centro de la cortina se alza un caballero (Cubo Imperial), obra dominante sobre todas las del frente.

Junto al flanco derecho del caballero se encuentra la puerta de tierra, con su plaza de armas defendida por la barbacana (2) de la que arranca el puente que con tramos fijos y móviles salva el foso.

Cubriendo dicha puerta y la cortina en gran parte, estaba el hornabeque de San Carlos y delante del centro de su cortina un pequeño rebellín; y, para cubrir la cara del semibaluarte de San Felipe, había contraguardia.

Una contraescarpa (3) general abarcaba todas estas obras, y en el ala izquierda del hornabeque servía de muro guarda-mar; sobre ella estaba el camino cubierto con sus traveses y empalizadas y delante el glasis.

Las comunicaciones con el exterior eran que arrancaban de la puerta principal pero una vez atravesado el foso por el puente, se bifurcaba. La principal que era el camino de Hernani atravesaba el ala derecha del hornabeque, salvaba su foso con otro puente y desembocando en la plaza de armas más occidental del glasis, corría a lo largo de éste para dirigirse al barrio de San Martín.

La otra, por la gola del  hornabeque salvaba su foso con un pequeño puente y a lo largo de su contraescarpa o muro guardamar llegaba al extremo oriental del camino cubierto y bajaba por el glasis al terreno exterior, dirigiéndose al puente de Santa Catalina situado en el barrio de este nombre.

La comunicación entre el hornabeque y el rebellín se hacía por el centro de la cortina del primero con una caponera de doble glasis.

Un través defensivo enlazaba el extremo del ala izquierda del hornabeque con la cortina principal y otro través macizo tapaba el hueco entre el baluarte de Santiago y el muro guardamar.

Esta era la disposición general del frente de tierra. Detallaremos algo más sus distintos elementos.

CONTINUARÁ ............

(OLAVIDE, ALBARELLOS, VIGÓN)

EL SITIO DE 1813 - LA PLAZA Y SUS DEFENSORES

Agrupabase el caserío de la Ciudad en 1813, al pie del Monte Urgull en una reducida extensión de terreno, de perímetro aproximadamente trapezoidal, cuyo lado mayor no medía más de 350 metros y cuya superficie no excedía de diez hectáreas.

Por el sur, un istmo bajo y arenoso, cuya anchura se reducía en la pleamar a 250 metros en algunos puntos, ligaba a la población con el pie del cerro de San Bartolomé, desde donde el terreno se elevaba. Sobre el istmo, extendían su irregular caserío los arrabales de Santa Catalina y San Martín, inmediato el primero al puente sobre el Urumea y próximo el segundo a las laderas de San Bartolomé, sobre cuya meseta asentaba el convento de este nombre.

A la orilla derecha del Urumea, entre el pie de los altos de Concorrenea y el de las laderas del Monte Ulía, se extendían hasta la playa de la Zurriola las dunas del Chofre; en las que no había más edificaciones que el convento de San Francisco, en la parte próxima al puente y algún caserío en la desembocadura de la calzada de Pasajes.

Las comunicaciones de la Plaza eran, por el puente de Santa Catalina y calzada de Pasajes, con este puerto, y por el camino que por San Bartolomé y Ayete conducía a Hernani, con el camino real de Madrid a Irún.

Por lo que respecta a las defensas, como en otra parte de este trabajo, se expone su historia y desarrollo y en ella pueden estudiarse las fases porque hubieron de pasar, nos limitaremos a reseñarlas brevemente.

CONTINUARÁ............

(EL SITIO DE 1813 - OLAVIDE, ALBARELLOS, VIGÓN)

EL SITIO DE 1813 - LA SITUACIÓN ESTRATÉGICA - Designio de Lord Wellington respecto a San Sebastián

A partir de este momento fijóse la atención de Lord Wellington en San Sebastián. No ofrecía su asedio los riesgos a que el de Pamplona exponía, y la posesión de la Plaza, si no constituía una necesidad apremiante en aquellos momentos, ofrecía evidentes ventajas. En tanto que con sus Divisiones avanzaba hacia la frontera para arrojar del Baztan a las fuerzas francesas y cubrir los pasos del Pirineo, iban tomando cuerpo sus ideas e iban concretándose sus propósitos. El 3 de Julio expuso ya al Conde Bathurst su decisión de emprender el sitio de la Plaza, rogándole al mismo tiempo se interesase porque el Almirantazgo asegurase el bloqueo de la costa (1). El 4, en la noche daba el Coronel Dickson la orden de enviar un oficial a Bilbao, con instrucciones para disponer el transporte del tren de sitio a Pasajes (2); el oficial sería portador de una carta para sir George Collier que mandaba las fuerzas navales en el Cantábrico y que debía, por tanto, cooperar a la operación  proyectada.

De mucho tiempo atrás entraba en los planes de Lord Wellington el cambiar su base de operaciones; gran parte de sus aprovisionamientos adquiríanse fuera de Inglaterra; desde sus almacenes de Portugal tardaban, al menos, 6 semanas en llegar al Ejército y para los transportes requerían una enorme cantidad de ganado. Ya el 9 de Julio ordenó al Coronel Dickson que formulase un pedido de material de artillería, municiones y efectos, manifestándole su intención de establecer diversos depósitos en Falmouth. Dueño en efecto, de San Sebastián podía establecer en Inglaterra misma su base de operaciones, de lo que habrían de seguirse inmensas ventajas militares y económicas. "Tan pronto sea dueño de San Sebastián - decía en 25 de Julio al Conde de Liverpool - comenzaré la reducción de nuestros gastos en Portugal y la completaré en cuanto seamos dueños de Pamplona; y esto, no para hacer otros en el Norte de España, pues espero que podremos tener nuestros almacenes principales en Inglaterra y nuestros hospitales en Inglaterra y los gastos de transporte se reducirán mucho; V.E. puede contar con que las sumas que podamos invertir en compras en el país, aliviarán enormemente al Gobierno".

Si desde estos puntos de vista convenía la posesión de San Sebastián, en otro orden de ideas constituía una verdadera necesidad. Del primer reconocimiento que de la Plaza hizo el 12 de Julio, sacó la impresión de que el asedio se resolvería fácil y brevemente; tomada después Pamplona, seguros con ello sus flancos, seguras también las comunicaciones con su base de operaciones, puesto que eran dueños del mar, y, con su Ejército en un terreno favorable, podían afrontar todas las eventualidades de la situación. En este sentimiento de confianza está inspirado su despacho del mismo día 12 al Conde Barthurts (3).

A estas primeras impresiones optimistas sucedieron poco después graves preocupaciones; Soult, nombrado el 1º de Julio lugarteniente del Emperador en España, asumía el mando de las tropas el día 12 y se aprestaba a reanudar las operaciones cuya apertura coincidió con el fracaso del primer asalto a la Plaza. Aun vencida la crisis, era de una extrema necesidad el apoderarse de las Plazas, porque la situación política encerraba grandes riesgos; el armisticio de Pleiwitz había sido prorrogado y las negociaciones para la paz se desenvolvían tan penosamente que no podía presagiarse un feliz término. Las diversas eventualidades que podía surgir  fueron la preocupación de Lord Wellington en todo aquel mes de Agosto; reflejos de ellas se perciben en todos sus despachos, en los que sucesivamente examina la posibilidad de que aceptando Napoleón las bases de Austria y rechazándolas Prusia y Rusia, aquella potencia se uniese a Francia para imponer a éstas la paz (4), la de que, bajo la influencia de las malas noticias recibidas de España, cediese a las exigencias de los aliados, pactándose la paz sin contar con Inglaterra y España (5), y la de que el armisticio se prolongase mucho, determinando una real suspensión de la guerra en Alemania (6), hipótesis todas verosímiles y cuya realización permitiría al Emperador dedicar todo su esfuerzo a batir al Ejército Anglo-hispano-portugués enredado aún en la expugnación de dos plazas a sus flancos y en contacto muy a vanguardia de ellas con no despreciables fuerzas francesas. Ciertamente, por el tratado de subsidios  de 15 de Junio, negociado por Lord Catheart,Besselrode  y Hardemberg, a cambio del apoyo financiero de Inglaterra comprometíanse Rusia y Prusia a continuar con toda energía la guerra y a no pactar la paz con Napoleón sin contar con aquella potencia, pero, con razón, sobre tan inestable base como esos compromisos, nada quería aventurar Lord Wellington (7).

Consecuencia de estas preocupaciones eran sus instrucciones para que se diese toda la intensidad posible a los trabajos de sitio y para que se precipitase su marcha sin comprometer por el ello el resultado final. Debía, pues, emprenderse y desarrollarse el sitio de San Sebastián en circunstancias parecidas a las en que se habían realizado los de Badajoz, y como ante esta Plaza, y, por análogas causas, había de llegar a verse lejano y comprometido el éxito, que al final había de ser adquirido a precio de numerosos sacrificios.

CONTINUARÁ .....................

(OLAVIDE, ALBARELLOS, VIGÓN)

martes, 23 de octubre de 2012

EL SITIO DE 1813 - LA SITUACIÓN ESTRATÉGICA - Consecuencias de la Batalla de Vitoria

BATALLA DE VITORIA (mapa)
Restaba a Lord Wellington recoger el fruto de su victoria. De la inmediata persecución de los franceses, aun en el caso de que la idiosincrasia del Ejército aliado  hubiese permitido ejecutarla activamente,no podía esperarse su completo aniquilamiento, porque la zona de retirada era propicia a los vencidos que, sin convoyes y sin artillería, podían fácilmente sustraerse a todo combate serio y podían en cambio entablar pequeños combates de retaguardia, fáciles de romper sin riesgo. Cierto, que, resuelta la persecución , hubiese Lord Wellington entrar en Francia tras los vencidos y hubiera podido establecerse sobre el Adour, toda vez que Bayona no estaba entonces en estado de defensa. . Pero, el Ejército aliado no era apto para realizar una persecución enérgica. Después de la Batalla de Vitoria, unos 12.000 hombres abandonaron las filas para merodear en las montañas (1). De otra parte los éxitos que la inmediata invasión de Francia prometía, aunque brillantes en el momento, podían resultar efímeros, porque en España quedaban aun núcleos franceses de cierta importancia y, la unión de los de Clausel y Suchet podían llegar a constituir un riesgo grave si Napoleón concentraba fuerzas suficientes frente al Adour.

Pero, sobre todas las consideraciones, pesaba en el ánimo de Lord Wellington en la última decena de aquel mes de Junio, el estado de los asuntos políticos en el resto de Europa. Después de la batalla de Bautzen, habíase firmado el armisticio de Pleiswitz el 4 de Junio y, tras él, habianse iniciado por mediación de Austria unas negociaciones que podían conducir a una paz pactada a espaldas de Inglaterra, lo que habría permitido a Napoleón revolver fuerzas aplastantes contra el Ejército del Lord.

Convenía, pues, consolidar las ventajas adquiridas y asegurar la situación presente, y, en este sentido se orientaron las decisiones de Wellington, que propendía siempre - y muy discretamente, dada su situación respecto al gobierno inglés -a sustraer al azar cuanto de la prudencia y del cálculo pudiera alcanzarse. Así, adoptó sus disposiciones para perseguir a los núcleos dispersos del Ejército de José y para apoderarse de las plazas que dejaban guarnecidas a su retaguardia y, muy especialmente, de Pamplona y San Sebastián. En consecuencia, lanzó las tropas de Girón y Longa el día 22 por el camino real de Francia,por donde se retiraban penosamente los convoyes partidos el 19 y el 21 de Vitoria; el 23 les siguió el General Graham que entró en Guipuzcoa por el puerto de San Adrián; el 24 atacaron ambos grupos en Villafranca a las tropas francesas penosamente concentradas por Foy sobre la división Mancune; el 25, reforzados ya por Mendizabal les atacaron de nuevo ante Tolosa, forzándoles a retroceder sobre Andoain, donde permanecieron el 26 y el 27.

En tanto, el grueso de los aliados seguía al Ejército francés en la dirección de Pamplona, a cuyas inmediaciones llegó el 25; era el propósito de Wellington hacer el sitio de esta Plaza, limitándose, en tanto, y, por el momento, a bloquear la de San Sebastián. Se interrumpió, pues, la persecución y el mismo día 25 se reconoció la Plaza y ordenó Lord Wellington al Coronel Dickson, su Comandante de Artillería, enviase un oficial a Santander, donde estaba el tren de sitio, a bordo aún de los transportes, con instrucciones para dirigirlo a Deva y organizar allí el desembarque y el transporte a Pamplona; el Mayor Frazer, designado para este servicio, partió el 26. Pero el mismo día 25, se supo que el destacamento de Clausel, que se suponía en Tudela, se hallaba en Logroño; el 26, dejando la 2ª División ante la Plaza, marchó Lord Wellington con el resto de sus tropas sobre Tafalla y Logroño, persiguiéndole activamente, pero en vano, hasta el 28.

El 1º. de Julio estaba el Cuartel General, de regreso ya, en Huarte y recibió  Lord Wellington la noticia del fracaso de la expedición de sir John Murray sobre Tarragona, que venía a modificar esencialmente la situación estratégica, pues dejaba a Suchet dueño de sus movimientos y en posibilidad de reunir considerables fuerzas sobre el flanco del Ejército aliado, acaso cuando este estuviese empeñado en una nueva lucha con el Ejército vencido, que aún ocupaba con no despreciables fuerzas el valle del Baztán y que, una vez internado en Francia, habría de reponerse pronto de los pasados quebrantos; persistir en el propósito de sitiar a Pamplona; lo que iba a exigir se desatendiese algo el flanco izquierdo, era exponerse a perder la facilidad de relaciones con el litoral cantábrico, precisamente en el momento en que un avance simultáneo del enemigo desde el Pirineo y por el valle del Ebro entraba en el orden de lo posible, y era, por tanto, exponerse a perder el fruto de la campaña. Ni a Wellington ni a sus auxiliares se ocultaban estos riesgos. El mismo día 1º. manifestó su resolución de desistir del proyectado sitio y de establecer solo el bloqueo de la Plaza, cuya ejecución iba a ser encomendada a las tropas españolas del Conde de La Bisbal. Se ordenó, pues, que se suspendiese el desembarque del tren de sitio y que los transportes regresaran a Bilbao.

CONTINUARÁ ..........

(OLAVIDE, ALBARELLOS,VIGÓN)


EL SITIO DE 1813 - LA SITUACIÓN ESTRATÉGICA - La primavera de 1813.

Al comenzar el 1813, hallábase considerablemente debilitada la fuerza del Imperio Francés. La campaña de 1812 había destruido sus más sólidas tropas, y para nutrir las unidades que habían de continuar la lucha en la       Europa Central, había sido preciso, no sólo anticipar la incorporación de los contingentes de reclutas, sino sacar cuadros y aún Cuerpos enteros del Ejército de España. El país había llegado al límite de su capacidad de sacrificio y el cansancio del pueblo trascendía y se reflejaba ya en el ánimo mismo de los más allegados al Emperador.

Manteniánse aún fuertes efectivos en España pero la necesidad de atender a diversas zonas de operaciones y la de guardar sus comunicaciones, imponían una diseminación que, a pesar de las excitaciones de Napoleón, aún venía a ser agravada por la inepcia de José y por la crónica indisciplina de los mandos subordinados. Disponíase de cerca de 200.000 hombres, pero absurdamente desparramados, Suchet en el litoral de levante operaba aisladamente; Gazán con el Ejército del Mediodía extendía sus cantones de Madrid a Zamora, con su cuartel general en Arévalo; Drouet con el del Centro ocupaba Segovia y Valladolid; Reille, con el de Portugal se mantenía entre el Esla y el Carrión; Clausel, por último, con un reducido núcleo de tropas, se esforzaba en llenar la ardua misión de mantener expeditas las comunicaciones con Bayona persiguiendo en el Norte a las incoercibles guerrillas.

Con el certero criterio que le era propio, apreciaba Lord Wellington todas estas circunstancias; ni aun en la retirada del otoño de 1812 se había quebrantado su confianza en el éxito final y, seguro de la próxima evacuación de España, vislumbraba ya la posibilidad de llevar la guerra al mediodía de Francia.

Su labor de reorganización durante el invierno de 1812-13, inspirado en el propósito de una ofensiva definitiva, se extiende desde los nimios detalles del equipo del soldado, hasta la preparación del cambio de base de operaciones que había de imponer el curso de la campaña; y como esto había de exigir el asedio de alguna plaza, y la lección sufrida ante el castillo de Burgos estaba reciente, esta vez no se descuidaba el pedir a Inglaterra, en tiempo oportuno, un tren de sitio.

El Duque de Wellington en la batalla de Vitoria
A fines de Mayo empezó la campaña con las operaciones para concentrar al Ejército aliado en la orilla derecha del Duero; en los primeros días de Junio, los tres grupos que le constituían, cubiertos los flancos por enjambres  de guerrillas, iniciaron aquel avance arrollador que se desenlazó en Vitoria pocas semanas después.

Sucesivamente abandonó el alto mando francés toda veleidad de resistencia tras el Pisuerga y tras el Ebro ante el temor de ver su Ejército desbordado por el Norte. No podían subsanarse en aquellos días tantos desaciertos pasados, ni mediocridades como José y Jourdan podían conjurar tal crisis; al concentrarse ante Vitoria el día 20, aquellas tropas, más que una masa dispuesta a maniobrar y a vencer, eran como una retaguardia que se aprestase a proteger la marcha de un inmenso convoy con un combate sobre un terreno, cualquiera, cuya evacuación se descontaba; ni aún pudieron incorporarse los destacamentos de Foy y de Clausel. En la noche del 20 la batalla estaba virtualmente perdida; en la del 21 de Junio, la definitiva evacuación de España por los franceses empezaba a ser un hecho.

CONTINUARÁ ...........

(OLAVIDE, ALBARELLOS,VIGÓN)


martes, 16 de octubre de 2012

SITIO Y DESTRUCCIÓN -07-LOS DAÑOS MATERIALES

El haber material de un pueblo no consiste solamente en los bienes cuantificables a los que se puede poner un precio. Existen otros bienes de carácter artístico, histórico o sentimental, cuyo valor no se puede calcular en dinero. El núcleo más importante de San Sebastián en este sentido se hallaba enclavado en la Plaza Nueva, hoy 18 de Julio (sic) (en la actualidad Plaza de la Constitución) , con su magnífica Casa Consistorial, que contenía un antiguo y precioso archivo de la ciudad, así como el archivo comercial del Consulado y el de las diez numerías o notariados con sus registros y escrituras. Por azares del destino o por mor de la malicia humana, la Plaza Nueva fue uno de los primeros lugares devorados por el fuego.

El incendio y los saqueos provocaron también la pérdida de otros tesoros del patrimonio público, incluso en edificios que se salvaron del fuego, como los registros y objetos preciosos de las parroquias de Santa María y de San Vicente. A ello habrían de sumarse los innumerables objetos de valoro artístico o histórico de propiedad privada, cuyo valor no será posible calcular jamás.

Pero si se podía calcular en moneda contante y sonante el valor de otros bienes cuyo inventario realizaron los comisionados de la ciudad y Consulado mediante una información judicial en la que oyeron a setenta y cinco testigos con el fin de dirigir y presentarla a la Comisión mixta de reclamaciones respectivas creada en Londres en virtud de acuerdo hispano-inglés.. La reclamación no produjo ningún efecto positivo, pero gracias a esa información conocemos la cifra calculada de los daños materiales, cuyo montante de ciento dos millones y pico de reales de vellón se desglosa del siguiente modo :

Pérdida del valor material de 600 casas destruidas por el incendio y valuadas como sigue:


  • 25 casas de 1ª clase a 300.000 r.v. una con otra ...........   7.500.000
  • 50 casas de 2ª    "     a 200.000 r.v. una con otra ...........10.000.000
  • 125 casas de 3ª clase a 150.000 r.v. una con otra ..........18.750.000
  • 125 casas de 4ª clase a 100.000 r.v. una con otra ..........12.500.000
  • 125 casas de 5ª clase a  80.000 r.v. una con otra ...........10.000.000
  • 75 casas de 6ª clase a 50.000 r.v. una con otra ............... 3.750.000
  • 75 casas de 7ª clase a 25.000 r.v. una con otra ............... 1.875.000
600 casas particulares destruidas con valor de ......................................................64. 375. 000

La Casa de la ciudad y Consulado con todos sus adornos y 
pertenecidos valuada en ...........................................................1.600.000

Los demás edificios públicos pertenecientes a la ciudad, como
carnicería, pescadería, escuelas etc............................................800.000 ............... .2.400.000
                                                                                                                             ----------------
                                                                                                                              66.775.000

Pérdida del ajuar, muebles y demás efectos  de las 600 casas particulares destruidas, valuadas como sigue :


  • Ajuar de 25 casas de 1ª clase a 50.000 r.v. el de cada una .....1.250.000
  • Ajuar de 50 casas de 2ª clase a 40.000 r.v. el de cada una .....2.000.000
  • Ajuar de 125 casas de 3ª clase a 30.000 r.v. el de cada una ...3.750.000
  • Ajuar de 125 casas de 4ª clase a 20.000 r.v. el de cada una ...2.500.000
  • Ajuar de 125 casas de 5ª clase a 10.000 r.v. el de cada una ...1.250.000
  • Ajuar de 75 casas de 6ª clase a 5.000 r.v. el de cada una ........  375.000
  • Ajuar de 75 casas de 7ª clase a 2.000 r.v. el de cada una ........  150.000
Valor total del ajuar y muebles destruidos.................................................................11.275.000

Pérdida de existencias y frutos coloniales y otros efectos en 45 almacenes y lonjas, valuada como sigue : 
  • Existencias en 5 almacenes de 1ª clase a 600.000 r.v. cada una ...3.000.000



SITIO Y DESTRUCCIÓN -06- LAS VÍCTIMAS

Se conoce con bastante aproximación el número de bajas que ocasionó el sitio y toma de San Sebastián entre las fuerzas aliadas y en la guarnición francesa. Pero cuando se trata de descubrir el número de las víctimas que la destrucción de nuestra ciudad produjo en la población civil donostiarra, las fuentes resultan bastante más concisas.

En los documentos que redactaron el Ayuntamiento y el pueblo de San Sebastián, tal como el borrador del Manifiesto fechado el 7 de Enero, el mismo Manifiesto del 16 de Enero y las testificaciones que le precedieron, no señalan personalmente más que una docena de víctimas, las más distinguidas por su condición social o por el modo como se efectuó la muerte. Esas fuentes afirman, sin embargo, que hubo muchas más víctimas y en algún caso concretan algo más los datos para dar pie a que intentemos fijar con cierta audacia el número de víctimas que el sitio, asalto, destrucción y saqueo de la capital guipuzcoana produjeron en la población civil.

Pero a este respecto es obligado hacer la distinción entre las víctimas directas de las tropelías que cometió la soldadesca indisciplinada, y las que se produjeron como consecuencia de la miseria en la que quedaron sumidas a resultas de la misma causa mil quinientas familias sin hogar, sin ropa y sin dinero ni alimentos. El citado borrador del Manifiesto señala la dolorosa impresión que producía ver salir de la ciudad desde el día 1 de septiembre en adelante a los habitantes que quedaron con vida. Raro era, dice, el que salía sin lesión; unos heridos, otros golpeados y estropeados, y todos casi desnudos.

En este estado de hambre, desnudez y miseria completa, muchos de los heridos no podrían sin duda reponerse de sus heridas y tendrían que perecer. Pero a las heridas se sumaron las enfermedades, y más concretamente la peste que se extendió entre la población donostiarra que se había refugiado en los alrededores de la ciudad. El citado borrador del Manifiesto expresa que después de la toma de la plaza se contaban sólo en la parroquia del Antiguo ocho a diez cadáveres diariamente y, a este tenor, en Loyola, Alza, Pasajes, Rentería, Hernani y otros pueblos hasta Tolosa, de manera que cuando llevaban a enterrar era sabido que eran de San Sebastián.

En la representación que el Ayuntamiento Constitucional dirigió a la Regencia el 5 de febrero de  1814 se dice que a resultas del funesto accidente han muerto ya más de 1.200 víctimas; y en la que dirige el 20 de febrero se afirma que el hambre y la desnudez han provocado la muerte de la tercera parte de los que lograron salvarse del desastre.

Si las 1.200 víctimas constituían la tercera parte de los que lograron salvarse del desastre,se podría concluir que sólo se salvaron del desastre unas 3.600 o a lo sumo 4.000 personas, cuando San Sebastián, con sus 1.500 familias, podría tener unos 7.000 habitantes. Pero esta conclusión no parece lícita, porque sabemos que muchos de los habitantes habían salido de la ciudad antes de la fatídica fecha, pues el general Rey dio orden de expulsar a muchos pobres y permitió que saliesen cuantas familias pudientes lo deseaban. Y esta tolerancia fue aprovechada por muchos donostiarras, a los que se veía salir todos los días en número más o menos crecido, hasta casi la víspera del 31 de agosto, en que se dio el asalto. Por eso sería seguramente más lícito concluir de las mencionadas cifras que casi la mitad de los habitantes de San Sebastián habían salido de la ciudad antes del fatídico asalto.

De todos estos datos parece que se puede deducir que las víctimas directas de las tropelías de la soldadesca no fueron muy numerosas. A lo sumo algunas pocas decenas, pues de otro modo se hubiera reflejado en los documentos una insistencia mayor sobre el particular. Pero las víctimas indirectas - auténticas víctimas que de otro modo no hubieran muerto - fueron más numerosas, y no existe fundamento histórico para rebajar la cifra de las 1.200 que el Ayuntamiento comunicaba a la Regencia del Reino.

CONTINUARÁ .................................

¿QUIEN DESTRUYÓ SAN SEBASTIÁN? / JUAN BAUTISTA OLAECHEA 







jueves, 26 de julio de 2012

SITIO Y DESTRUCCIÓN - 05 - EL ASALTO

Lord Wellington a las tres de aquella tarde el estado de las brechas y decidía el asalto para las once de la mañana del día siguiente, 31 de agosto, hora de la baja mar. Se puede decir que en efecto todo estaba preparado para el asalto. Prácticamente las dos brechas se habían unido en una sola con una extensión de 200 metros ; el atrincheramiento interior estaba también casi del todo allanado y accesible en casi toda su extensión ; abierta la cara del baluarte de San Juan, éste había dejado de ser un obstáculo mucho menos que insuperable.

En ningún otro sitio de la Guerra de la Independencia habían empleado los aliados una fuerza artillera tan poderosa. Los sitiados, impotentes para contrarrestar tal fuego y obras tan próximas, desistieron de replicar a la artillería enemiga y se dedicaron a situar sus piezas en posiciones desde las cuales pudieran dominar la marcha de los asaltantes e impedir el alojamiento de éstos en las brechas.

En ocasiones solemnes como la presente, el generalísimo inglés solía tener la costumbre de dar instrucciones muy detalladas y concretas a los subordinados. Recomendó a los asaltantes formar un alojamiento en lo alto de la brecha hasta que, acudiendo otras fuerzas de diferentes puntos, se pudiera continuar al ataque, y hacer también una demostración del lado del mar con alguna tropa de desembarco que distrajese de otro servicio a la guarnición del castillo. Encargó del mando al teniente general Leith, con las fuerzas designadas para el asalto, unos 3.000 hombres, pertenecientes a las brigadas Robinson, Hay y Spry, de la 5ª división inglesa, y el batallón número 5 de Cazadores, de la brigada portuguesa Bradford. A estas tropas de la 5ª División , acusadas de haber demostrado alguna flojedad en el asalto del 25 de julio, debían preceder 750 voluntarios llegados especialmente desde el Bidasoa como para dar una lección a aquellas.Luego se cambió esta última disposición, pero no por ello se curó la herida infringida a la 5ª división en su amor propio.

Amaneció el 31 de agosto, día oscuro de nubes y nieblas, como un presagio de lo que iba a ocurrir. Hasta las ocho de la mañana no hubo suficiente visibilidad para comenzar el fuego artillero, aunque después no se tomaron ni un solo instante de reposo. Poco antes de la hora señalada para el asalto ocurrió un suceso funesto que no pudo dejar de impresionar a las tropas inglesas. Nos referimos a la muerte del teniente coronel Sir Richard Fletcher, uno de los ingenieros más capacitados que enviaron los ingleses a la Península y cuyos restos mortales parece descansan en el Cementerio de los ingleses del monte Urgull, si se atiende a las inscripciones y a algunas fuentes inglesas.

Y llegó la hora de las 11 de la mañana. Faltaba una hora para el momento de la bajamar. La brigada Robinson arrancó puntualmente de las trincheras del istmo, tomando el camino dejado seco por la marea y ensanchado por la artillería en los flancos del hornabeque. A esa señal iniciaron también la marcha desde el otro lado del Urumea 150 portugueses, conducidos por Snodgrass, y seguidos por un destacamento inglés a las órdenes del coronel M'Bean.

El paso de la zona de minas supuso para los asaltantes ingleses algunas decenas de muertos, peor envueltos en una granizada de balas, metralla y bombas continuaron avanzando por el pie del muro, destrozado hasta la brecha. Pero desde ella y desde el muro inmediato no se descubría ninguna entrada a la ciudad; un escarpe de 25 pies de profundidad, y a cuyo pie se habían amontonado todo género de obstáculos, impedía la comunicación con el interior.Los franceses además se habían refugiado en los restos de tapias, tabiques y tejados que formaban un segundo recinto aspillerado que cubría aquel frente, y por si fuera poco un fuego vivo y mortífero de fusilería salía de dos robustos traveses situados en ambos flancos de la brecha y que la artillería del Chofre no había destruído del todo.

No iban mejor las cosas en el medio baluarte de San Juan, donde los asaltantes que querían subir a la brecha encontraban una resistencia insuperable. Además los zapadores que los acompañaban no lograban formar el alojamiento que se habían propuesto, por lo que todos permanecían expuestos al fuego de los defensores, apoyados en un gran través, y al de tres piezas de artillería estratégicamente situadas.

Acudieron al asalto la mayor parte de las fuerzas de reserva  y los voluntarios llegados del Bidasoa, a los que se hizo imposible contenerlos en las trincheras. Pero en cuanto llegaban a lo alto de la brecha caían envueltos en un humo espeso. Ante tan crítica situación, Graham no terminaba de recomendar a los artilleros de ambos lados del río que intensificasen el fuego de sus piezas. Hubo un momento de esperanza para los asaltantes cuando el jefe de los citados voluntarios, teniente coronel Hunt, llegó a formar un pequeño alojamiento bastante seguro y cuando los portugueses lograron llegar hasta la brecha pequeña. Pero la artillería francesa y la segunda línea de defensa detrás de la brecha que alcanzaron los portugueses disiparon pronto esa esperanza.

Fue entonces cuando intervino la fortuna en un momento en que los defensores creían segura su victoria, y los asaltantes, incluido el General Graham, pensaban en una muerte heróica frente a las brechas. La fortuna vino, esa es la opinión general, en forma de un poyectil que fue a caer en un depósito de barriles de pólvora, bombas, granadas y otras materias inflamables que los franceses habían colocado tras la brecha con el fin de lanzarlos desde lo alto de sus posiciones en caso de que los ingleses hubiesen superado las líneas defensivas. La explosión fue tremenda; las llamas y el humo envolvieron a los beligerantes y al desvanecerse se pudo apreciar que más de trescientos granaderos franceses situados cerca de aquel lugar volaron por los aires, dejando el camino abierto a quienes ya desesperaban de entrar en la ciudad. Ya no había posibilidad de detener el torrente invasor, y el general Rey dio la orden general de retirada al castillo.

Los ingleses, empezando por asaltar el primer través que flanqueaba la entrada, aunque no sin obstinada resistencia de los que lo seguían cubriendo a pesar de la explosión ; los portugueses ocupando definitivamente la brecha pequeña, y los del lado del hornebeque desde el frente de tierra de que inmediatamente después se hicieron dueños, fueron, al compás unos de otros, extendiéndose por la población entre una imponente tempestad meteorológica de relámpagos, truenos y lluvia.

Cuando podían, los defensores se detenían a ofrecer resistencia; pero creciendo por momentos el número de los asaltantes que se precipitaban sobre los débiles obstáculos existentes, no tenían más remedio que replegarse con rapidez si no querían caer en manos de los enemigos. A pesar de ello, 600 ó 700 franceses cayeron prisioneros antes de llegar a la fortaleza o al convento de Santa Teresa, convertido en su primer reducto.

Lo que pasó después supera el rigor de la historia y constituye una de esas páginas que la humanidad debiera pasar poniendo la mano en los ojos para no sentir vergüenza de si misma.

CONTINUARÁ .................................

¿QUIEN DESTRUYÓ SAN SEBASTIÁN? / JUAN BAUTISTA OLAECHEA






jueves, 28 de junio de 2012

SITIO Y DESTRUCCIÓN - 04 - COMPÁS DE ESPERA

A las dos de la madrugada del día 26, Lord Wellington llegaba a San Sebastián desde su cuartel general de Lesaca. No pudo él renovar el ataque por falta de munición y artillería que había pedido al gobierno inglés desde hacía algún tiempo. Además le llegó al día siguiente el aviso de que el general Soult, después de haber deshecho las fuerzas de observación, había franqueado los Pirineos y se dirigía hacía San Juan Pied-de-Port. La noticia obligó a los aliados a convertir el sitio en bloqueo para disponer de una parte de las fuerzas del general Graham.

Los sitiados aprovecharon este tiempo para extinguir el incendio que se había declarado en la ciudad, reparar los destrozos producidos en el sistema defensivo y reponer el material.De vez en cuando lograban entrar en el puerto, burlando la vigilancia inglesa, algunos barcos que venían de San Juan de Luz con provisiones y víveres.

Nada notable ocurrió durante tres semanas, a excepción de una salida que realizaron los franceses y que tuvo por resultado el capturar 189 soldados aliados y la destrucción de una parte de los trabajos del asedio.

El 15 de agosto, la guarnición celebró ruidosamente la festividad de San Napoleón. Durante todo el día se oyó el repique de las campanas y a la caída de la tarde el castillo fue iluminado y desde el campo aliado pudo contemplarse brillar sobre las rampas del monte un gran letrero luminoso con las palabras : Vive l'Empereur.

Rechazado el Duque de Dalmacia en su intento de penetrar en España con el fin de socorrer a la plaza de Pamplona, los ingleses pudieron renovar sus esfuerzos más confiadamente para preparar el ataque a San Sebastián. Desembarcaron de nuevo la artillería que previsoramente habían embarcado en Pasajes y trajeron además nuevas piezas, de suerte que éstas sumaban ya 117, si bien no estaban sufucientemente provistos de balas.

El  día 26 de agosto llegó Wellington y ese mismo día envió un destacamento de 200 hombres que se apoderó  de la isla de Santa Clara, haciendo prisionera a su pequeña guarnición. Mientras tanto, 63 bocas de fuego tronaban contra San Sebastián al mismo tiempo. Las de San Bartolomé no producían gran efecto a causa de su lejanía, pero en compensación las otras no dejaron de producir importantes daños, abriendo amplios espacios en los cubos de Hornos y Amézqueta. Además para el día 30 se había logrado arruinar casi toda la artillería de la defensa.

CONTINUARÁ .................................

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sábado, 23 de junio de 2012

SITIO Y DESTRUCCIÓN - 03 - El ataque del 25 de julio

Los días siguientes a la conquista del convento y de las alturas de San Bartolomé, loa aliados se dedicaron a bombardear las murallas. El 21 de julio, Graham ofreció la rendición a la plaza, pero el gobernador rechazó enérgicamente la propuesta, negándose a recibir al parlamentario.

El día 22 a la tarde había sido derribada la muralla en una extensión de 50 metros, entre los cubos de Amézqueta y el de Hornos. Entretanto Wellington llegó de nuevo y visitó los trabajos detalladamente. Siguiendo  sus órdenes, se abrió el 23 una nueva brecha de 10 metros de ancho, entre Hornos y el baluarte de San Telmo, para que, asaltada con fortuna, pudieran sus ocupantes envolver la primera y facilitar así su conquista.

Casi al mismo tiempo el fuego se apoderó de las casas situadas detrás de la brecha grande y que habían sido fortificadas por los franceses. Como el incendio se propagó con rapidez, no pudieron los sitiados salvar estas casas y tuvieron que aspillerar otras situadas en peor posición.Por otra parte, la falta de agua hacía difícil la extinción del incendio, pero afortunadamente se pudo lograr antes de que se extendiese más, gracias a que el viento no les jugó una mala pasada.

Enfrente de la muralla más amplia, la del itsmo, que da hoy a la parte del Boulevard, los ingleses comenzaron a construir una paralela, detrás de la cual se situarían las tropas que fueran a atacar la zona. Durante estos trabajos dieron inconscientemente con el acueducto cortado por Mendizábal y siguiendo su trazado observaron que era posible colocar una mina  en las murallas a la derecha del hornabeque, cuya potente explosión sería la señal del ataque del día  25.

A la mañana, bien temprano, de ese día, se habían situado 2.000 hombres en la paralela construida esperando la señal convenida para el ataque. La mina, con sus treinta barriles de pólvora y abundante arena y cascotes explotó convenientemente y sembró el pánico entre los defensores del hornabeque. Sin embargo su acción destructora no fue tan grande como se había previsto. En el mismo momento salieron de la paralela los soldados que esperaban la señal y se acercaron hasta la muralla recorriendo unos 200 metros de espacio cubierto de pequeñas lagunas y rocas deslizantes. Tuvieron tiempo los franceses de rehacerse de la sorpresa y ocupar sus puestos, que no habían sufrido grandes daños. En el momento en que la cabeza de los asaltantes se acercaba a la Zurriola comenzaron a disparar de frente y con fuego cruzado y a arrojar innumerables bombas y granadas sobre ellos. Sorprendida la columna por esta tempestad de fuego y metralla, se detuvo y comenzó a separarse. Los más valientes gatean entre las piedras para subirse a la brecha a través del foso que no ha sido cubierto por el efecto de la explosión de la mina y encuentran allí la muerte; los demás vacilan y se deciden a huir. El fuego de los franceses se mezcla con el que realizan las baterias aliadas del Chofre y de San Bartolomé, no bien dirigido, y se produce el más espantoso desorden, de suerte que Graham no logra hacer avanzar a las columnas de reserva. Los muertos, los moribundos, los heridos y los que huyen ruedan confundidos por las resbaladizas rocas que el mar acaba de dejar. Muchos ingleses se precipitan en el agua con el fin de escapar de la metralla y encuentran la muerte entre las olas. Finalmente, los ingleses, habiendo perdido lo mejor de sus tropas, se deciden a batirse en retirada. Cesa la matanza ......

Seguidamente las escenas de destrucción dejan paso a un espectáculo nuevo e impresionante. Los soldados de la guarnición se precipitan desde lo alto de las brechas para ir a llevar socorro a los heridos: amigos y enemigos son igualmente acogidos y atendidos. Aquellos mismos ingleses que pocos momentos antes eran rechazados con toda la intrepidez de la desesperación, son ahora atendidos por sus vencedores con la misma solicitud con la que atienden a sus compañeros de armas. Se apresuran a retirarlos de entre los muertos; se les aplican los primeros remedios y se les transporta al interior a través de las mismas escalas que habían preparado para subir las murallas al asalto de la plaza. El general Rey, sobre la brecha, dirige y anima este gesto de humanidad, mientras que el general inglés, con muchos de sus oficiales, en pie sobre la altura de una trichera, no puede disimular su sorpresa y admiración por semejante conducta.

Este suceso produjo entre los ingleses numerosas bajas. Las cifras más reducidas que se leen en las fuentes inglesas arrojan 400 heridos y 100 muertos, entre los cuales se cuenta el coronel de Ingenieros Fletcher, que murió en lo alto de la brecha. Los franceses no parece que tuvieron más que 18 muertos y 49 heridos.

El general Rey concedió a los sitiadores una tregua de algunas horas para retirar sus heridos y enterrar sus muertos, que de otro modo hubiera arrastrado la marea que subía.

CONTINUARÁ .................................

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viernes, 23 de marzo de 2012

SITIO Y DESTRUCCIÓN - 02 - SAN BARTOLOMÉ

San Bartolomé


A pesar de que se había trazado el plan de ataque por la parte del Urumea, había que atender a otros puntos para hacer más fácil la ejecución del generalísimo inglés y principalmente a la altura de San Bartolomé, que así como dominaba la plaza, serviría para estorbar los trabajos dirigidos contra ella.

Wellington había dejado la consigna de tomar la plaza del modo más rápido, pero sin comprometer nada por exceso de precipitación. Por eso, al día siguiente de su partida, tres columnas intentaron apoderarse del convento de San Bartolomé y las pequeñas trincheras que lo amparaban, pero el ataque fue detenido por los franceses con un vigor extraordinario, seguido de una salida de la guarnición que costó a los aliados más de 150 hombres.

El 16, las baterias de ataque lograron poner fuego al convento; el incendio se propagó con tal rapidez que al atardecer no quedaba más que la mitad del edificio y la guarnición estuvo a punto de abandonarlo.

Al día siguiente se repitió el ataque y, a pesar de que los franceses ofrecieron una dura resistencia, fueron obligados a desalojar su puesto, deshecho por el fuego y la artillería, y a refugiarse en las ruinas de San Martín. Se organizó entonces una batalla en toda la línea con la intervención masiva de tropas y de artillería. Un numeroso destacamento francés había salido de las murallas en auxilio de sus compañeros perseguidos, y por parte aliada tomaron parte unos 6.000 hombres. Contra las instrucciones de sus jefes superiores, los ingleses pretendieron apoderarse del reducto circular, pero fueron rechazados con grandes pérdidas, superiores a las francesas que padecieron durante las cuatro horas de esta batalla.

continuará ....................................................

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miércoles, 21 de marzo de 2012

SITIO Y DESTRUCCIÓN - 01

A comienzos del verano del año 1813, los franceses fueron expulsados del territorio nacional por varios puntos del Pirineo. Pero quedaron en su poder varias plazas, entre las que destacaban las de Pamplona y San Sebastián. El 28 de Junio de dicho año, el general Mendizábal se acercó a nuestra ciudad con un ejército compuesto de 7.000 a 8.000 soldados españoles al perseguir a Foy después del combate de Tolosa. Con Mendizábal venía el coronel Ugartemendia, que tenía a sus órdenes los tres batallones guipuzcoanos que mandaban Aranguren, Larreta y Calbetón y algunos batallones más de vizcaínos.

El general Rey había tomado sus medidas para le defensa de la plaza de San Sebastián. La guarnición francesa de la misma se componía de cerca de 3.500 hombres, incluyendo un destacamento de unos 700 soldados de la división Foy que se refugió en la plaza. Consciente de la importancia estratégica de las alturas de San Bartolomé, el general francés situó un batallón en el convento de aquel lugar y en una pequeña luneta que improvisó en el cementerio próximo. Ocupó también la cabecera del puente de Santa Catalina con un destacamento de 40 soldados, de los que algunos llegaban hasta el convento de San Francisco en la orilla derecha del Urumea, y con 25 hombres la isla de Santa Clara, cuya capilla fue convertida en un pequeño fuerte. El mismo día de la llegada de Mendizábal, los franceses quemaron el barrio de San Martín y el de Santa Catalina, que no habían tenido tiempo de demoler.

El día 29, sobre las siete de la tarde, las tropas españolas realizaron una tentativa para apoderarse del convento de San Bartolomé, que resultó infructuosa. Mendizábal carecía de artillería para el asedio de una ciudad. Por eso se limitó a cortar el aprovisionamiento de agua a la plaza, destruyendo el acueducto que la proveía, y ocupó Pasajes, haciendo prisionera a su guarnición, y Guetaria, donde los franceses lograron huir después de volar el polvorín, ocasionando la muerte de algunos guetarianos.

El 3 de julio llegó la marina inglesa para bloquear el puerto donostiarra, pero ella carecía todavía de suficientes medios para impedir que los marinos de San Juan de Luz se introdujeran de vez en cuando en la ciudad a favor de la oscuridad. Al puerto de Pasajes llegaron también varias naves inglesas con material de guerra para el asedio y con 26 cañones y 8 morteros.

Fue el día 9 de este último mes cuando llegaron a San Sebastián las tropas aliadas bajo la dirección de Graham. Entonces las tropas españolas se retiraron del sitio para dirigirse a la frontera. Este hecho tuvo seguramente para San Sebastián una importancia capital, pues es de presumir que su suerte podía haber sido muy diferente de haber continuado las tropas españolas el sitio y asedio de la plaza. Pero la historia no se hace hipótesis y es preciso continuar la relación de los hechos tal como sucedieron.

A la llegada de las tropas anglo-portuguesas, Wellington dejó Hernani para hacer un reconocimiento de la plaza y determinar el plan y lugar de ataque. Siguiendo el consejo del mayor Smith, el generalísimo inglés adoptó el mismo plan que había seguido el mariscal Berwick en el asedio de 1719, basado en la posibilidad de aprovechar la marea baja en la parte nordeste de la muralla.

A este efecto y con el fin de abrir brecha en la muralla, que en la parte del río alcanzaba una altura de 14 metros, los aliados cobstruyeron fuertes baterías en las alturas de la derecha del río Urumea, aprovechando las dunas existentes hasta el Chofre, y abrieron un camino cubierto por el lado de la antigua calzada de Pasajes hasta la orilla de dicho río. Estas baterías, armadas de 20 cañones de a 24 y 4 obuses de a 8 pulgadas, estaban destinadas a batir las dos torres de Hornos y Amézqueta, que franqueaban aquel frente desde el de tierra hasta el baluarte extremo de San Telmo al pie del castillo. Satisfecho del estado en que quedaban las obras del sitio, Wellington salió el día 14 a ponerse a la cabeza del ejército en los Pirineos.

Desde el momento en que los aliados descubrieron su plan de ataque, el general francés hizo atrincherar y aspillerar en aquella línea todas las casas inmediatas de donde se pudieran defender las brechas que en ella se abrieran; se tapiaron la puerta de socorro del ángulo del frente de tierra y las salidas de las alcantarillas, y se construyeron barricadas que cerraran el paso a la ciudad si se asaltaban las brechas, sin estorbar, empero, la retirada de las tropas defensoras al castillo, si eran batidas.

Continuará ..................

¿QUIEN DESTRUYÓ SAN SEBASTIÁN? / JUAN BAUTISTA OLAECHEA

viernes, 24 de febrero de 2012

El sitio de San Sebastián de 1813, visto por un comerciante - 12

En las siguientes cartas, de los días 10, 11, 12, 17 y 24, de septiembre cada vez habla menos de la guerra y más de sus negocios; del bacalao que hay que pedir a Bilbao, de la sardina de la Coruña, de las velas de sebo que sería bueno comprar, etc. En la del 10 dice :

"El Castillo se rindió por capitulación anteayer a las seis de la tarde, cuya guarnición ignoramos".

En la del 11, da la noticia de que " Lázaro y su hermano vinieron ayer habiendo estado en San Sebastián, dicen que la casa de Torniza está (intacta que) algo es". Y siguen hablando de un trueque muy conveniente que se puede hacer en Pasajes de "fierro" por vinos, y de la mucha salida que tienen casi todos los artículos. Sin duda la destrucción de San Sebastián no le resultó perjudicial.

En la del 24 de septiembre, señala la partida de los aliados de San Sebastián :

"Ayer fueron a San Sebastián a guarnecer los batallones de Guipúzcoa y (dos) de Vizcaya y será regular que los aliados evacuen, pues hoy esperamos mucha gente portuguesa de ella".


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Son las últimas noticias que da. La correspondencia es absorbida totalmente por los negocios; ha recibido carta de Puerto Cabello, sigue comprando cacao y azúcar, todo marcha viento en popa. "¡Lástima no haber un almacén capaz!", exclama con pena, pues todo tiene fácil salida y se hacen buenos precios.

En aquellos tiempos como en otros, la guerra traía para unos sangre, lágrimas ruinas .... y para otros beneficios espléndidos, magníficas operaciones, con la ventaja además, de que lo que se ganaba eran sólidas onzas de oro, o hermosa plata española .... pues en aquella edad dorada para los negocios, no había, felizmente circulación fiduciaria.


(GREGORIO LACORT TOLOSANA -BRSVAP - 1956)

El sitio de San Sebastián de 1813, visto por un comerciante - 11

En la del 3 de Septiembre, pinta la desolación de sus amigos vecinos de la ciudad, que encuentran sus casas quemadas, y la manera ignominiosa como son robados por sus libertadores "¡estas son las felicidades de nuestros buenos aliados!" exclama al terminar.

Dice así la carta:

"Rentería Septiembre 3 de 1813.

Mi venerado Dueño y Señor : Su carta de Vm. de hoy me ha entregado D. Joaquín y enterado digo, que hoy ha llegado a esta Andre Jesusa, que salió ayer y habiéndole preguntado por loe de Azpilicueta me ha dicho que algunos días han estado en su casa durante el sitio, por habérseles quemado la suya de la calle Vidasola y que cuando salió dicha Jesusa les dejó ya con maletas hechas para salir, con todo aquello que ha podido sacar, gracias a un oficial que fue alojado a casa pudo libertar del saqueo, pero lo dudo que hubiesen sacado fuera de la Ciudad, pues otros muchos que han intentado no lo han conseguido, esto es lo que sé de ellos y no sé de positivo si salieron.

Pascual ha estado hoy aquí, quien ha entrado con su padre esta mañana en San Sebastián para ver si algo podía sacar, pero se ha hallado con la casa quemada y absolutamente no han escapado más que con lo encapillado y me han dicho que diga a Vm. que piensa venir a esta villa a tomar nuevo modo de vivir con alguna tiendilla y que pasará a esa en cuanto traiga a su mujer . . . . . . pues da compasión oir sus llantos y miserias. Ya, para mañana a la noche no quedará casa alguna sin que se queme y gracias a Dios que la gente ha salido toda, pero sin nada más que lo encapillado porque al salir de la Ciudad los registran a hombres y mujeres sin distinción y quitan cuanto sacan, estas son las felicidades de nuestros Aliados.

Memorias a la Señora y familia y queda suyo q.s.m.b."

José Antonio.

miércoles, 22 de febrero de 2012

El sitio de San Sebastián de 1813, visto por un comerciante - 10

En la del 2 de septiembre se desata contra los Aliados por el saqueo que han realizado en la ciudad y relata algunas desventuras de una conocida, María Domingo ............................... Curioso es que atribuye el incendio a los franceses, no a los Aliados como después se sostuvo.

"Rentería Septiembre 2 de 1813.

"Mi dueño y Señor: Ayer recibí la carta de Vm. de ayer que me entregó la Manuela y quedo enterado de ella ..........................................................................................................

Ya le dije a Vm. que la Ciudad habían tomado por asalto, y estaban apoderados de ella y esperando a que tomasen el Castillo, pero aún existe, y no creo que piensen asaltar, sino según se ve destruir a bombazos, pues ya desde Santa Clara les están barriendo al Castillo.

No se ha visto ignominia mayor con unos aliados como estos, pues han saqueado la Ciudad por espacio de siete horas, que a muchas gentes les han echado por puertas, como a María Domingo que ha quedado sin tienda ni cama donde acostarse según cuenta ella, que después de entrado y visto el saqueo, salió fuera como otros muchos.

Los franceses incendiaron desde el Castillo algunas casas hacia Santa María de donde comunicó hacia las casas del muelle y aún no ha cesado el incendio que debe ser grande, y aún (que) dure muchosin rendirse el Castillo padecerá la Ciudad más que con las balas de durante el sitio, y porque no habrá quien apague.

Como he dicho María Domingo salió a un caserío de Oriamendi con su criatura y la relación que ella hizo, nos contó Bautista motza; será regular que venga hoy acá y en tal caso me informaré mejor.

Queda de Vm. su más humilde q.s.m.b."

José Antonio.

martes, 21 de febrero de 2012

El sitio de San Sebastián de 1813, visto por un comerciante - 09

El 30 de agosto vispera del asalto, escribe otra carta. Es curioso que señala el levantamiento de los campamentos de Rentería y alrededores, cuyas tropas se dirigen hacia Irún. El día siguiente se daba la batalla de San Marcial.

San Sebastián está ya en sazón para el asalto, las brechas bien abiertas, las baterias francesas desmontadas, la isla de Santa Clara conquistada, y el camino cubierto preparado. Prevé el asalto "para hoy o mañana" y en efecto tuvo lugar el 31.

Es de interés también hacer notar la gestión, que según José Antonio, hicieron los emigrados donostiarras cerca de Wellington, para que se hiciera sufrir lo menos posible a la Ciudad. Y también el paso por Rentería del Lord hacia San Sebastián y su regreso. Ya que efectivamente fue Wellington a dar el visto bueno para la operación del día siguiente, y volvió para hacerse cargo del ejército de la frontera, pues también alli se esperaba una fuerte acción.

Dice la carta así:

"Rentería Agosto 30 de 1813.

"Mi dueño y Señor: Recibí la carta de Vm de ayer que me la entregó Manuela ................................................................................................................................................

Para esta mañana he mandado avisar unos jornaleros para conducir leña y separar la arbasta porque si no robarán todo, pues anteayer desocuparon el campamento del jaro y otros de estes inmediaciones dirigiéndose hacia Irún.

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En San Sebastián prosiguen, pero poco puede durar, porque ya les caen tanta bomba y granada en el mismo Castillo que no sé cómo podrán existir, y tienen desmontada ya casi toda la artillería de la muralla, pues la batería inglesa se extiende hasta el prado de Santa Catalina y el camino cubierto hasta la misma brecha. En Santa Clara habiendo hecho prisionera la guarnición compuesta de unos 60 hombres, ya los ingleses están colocando la batería. El asalto sin duda será hoy o mañana, y la Ciudad no padecerá tanta ruina como pensábamos, porque dirigen la puntería mejor que la última vez por orden que tienen del Lord, a resultas de haber enviado a este Señor los emigrados de San Sebastián una diputación a suplicarle, y les prometió hacer lo menos daño posible.

Hoy ha pasado por aquí a San Sebastián y ha vuelto ..................................

Mis afectos a la Señora y familia y queda suyo q.s.m.b."

José Antonio

lunes, 20 de febrero de 2012

El sitio de San Sebastián de 1813, visto por un comerciante - 08

El 23 de Agosto informa a D. Lorenzo de cómo va el asunto de las indemnizaciones por los destrozos hechos por las tropas, y cerrada ya la carta la vuelve a abrir, para decir en una postdata que ha llegado trigo de Rusia a Pasajes, y sobre todo un mensajero de Londres para Wellington, y que sabe de muy buena tinta la gran noticia que ha traído.

Dice así la interesante postdata a la carta del 23 de Agosto:

"Rentería Agosto 23 de 1813.

"Mi dueño y Señor : La de Vm. de ayer he recibido hoy con Miguel y enterado de ella he estado con Andre Carmen ............... etc.

No ocurre más y queda suyo q.s.m.b.

José Antonio.

P.D. Ayer llegó a Pasajes un barco cargado de trigo que dicen vino de la Rusia. Son las 7 de la tarde y no ha llegado aún Miguel, del Pasaje y después de cerrada he abierto para comunicar a Vm. la (noticia) siguiente :

Hoy ha llegado un en viado o mensajero de Londres al lord Wellington con la noticia de haber salido a campaña el ruso y pruso como también la Austria, y han empezado ya las hostilidades y ha habido acciones, cuya noticia sabemos por conducto de un coronel de artillería inglés y según el mayordomo del lord Aimar, me ha dicho, que el edecán del lord Wellington le ha comunicado una gran noticia y no ha podido escucharla, sino el principio de comunicarla, diciendo que le viene a comunicar una gran noticia, con que presumo que sea lo que acabo de decir."

El sitio de San Sebastián de 1813, visto por un comerciante - 07

El 17 de agosto escribe sólo de asuntos particulares y el 22 del mismo mes, vuelve a tratar de temas de interés histórico.

Señala desembarcos de refuerzos ingleses en Pasajes, parte de los cuales van al sitio de la ciudad y parte al ejército de operaciones en la frontera. En su casa se aloja el general inglés que manda la división recién desembarcada, al que llama lord Aimar y que en realidad debe ser el general Aylmer, destinado al frente de Irún. Lo primero que hace con el general es rogarle que influya para que le pagen lo que se le debe.

He aquí la séptima carta :

Rentería Agosto 22 de 1813.

"Mi dueño y Señor; Va Martín José con sidra y podrá Vm. mandarlo para que nos traiga leña que aún no ha traído.....

Adjunto remito dos cartas levantadas por el cartero de esta en el Correo de Hernani y una copia de un impreso en Madrid para que se entretenga, si acaso no lo han tenido, que aunque lo copio aprisa por mandar con la Manuela no pude...................

Apenas marchó el general inglés ayer, me vino otro que es el lord Aimar, general de la división que ha desembarcado, a quién le rogué sobre el jaro, que temo al cabo no saque nada, sin embargo que apuraré más con él y con el Comisario, pues todos estos días ando tras de eso y (tengo) que dar pasos, sobre esto y sobre el maíz que los del campamento han empezado a cortar y aunque hoy mismo he practicado las diligencias, nada he podido hacere por la ausencia del Comisario.

Parte de esta división está destinada a San Sebastián donde tienen que comenzar a romper fuego pasado mañana, con que así la suerte de San Sebastián estará decidida para el domingo próximo.

Memorias a la Señora y familia y queda suyo q.s.m.b."

José Antonio.

viernes, 17 de febrero de 2012

El sitio de San Sebastián de 1813, visto por un comerciante - 06

El 14 de Agosto, vuelve a hacer notar la cantidad de material de guerra que se desembarca en Pasajes, y entre él los "mixtos" o mezclas inflamables, que tan triste recuerdo dejaron en la ciudad.

Sigue protestando, de la desigualdad con que se disponen los alojamientos, de la dificultad del cobro de los abastos de las tropas, de la letra sobre Lisboa que le "soltó" un Comisario del Ejército, etc.

Pero los negocios son los negocios, y no olvida informar a D. Lorenzo del precio que hace el bacalao en Pasajes y en Bilbao.

Quinta carta :

"Rentería Agosto 14 de 1813.

"Mi dueño y Señor : Esta mañana a las 9 llegó Martín José y habiéndome entregado la de Vm. y enterado de ella he salido a las 10 con Martín José a Oyarzun a hablar con el Comisario.

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Esta mañana estando en Misa me han hecho salir con aviso de casa porque el Sr. Larburu me ha mandado a más de los dos oficiales ingleses que están antes, un Coronel y gracias que antes no hubiese partido para Oyarzun que de lo contrario me llenan las dos habitaciones, siendo así (que) no hay otra casa que tenga (más) oficiales y otras sin nadie; he ido con la misma boleta, y fué tal mi ímpetu, que en media plaza le he dicho mil disparates siéndome imposible contener; pero creo que otro día lo haría lo mismo, aunque por esta he logrado el que no me viniese.

San Sebastián sin duda padecerá la ruina, pues es por demás las bombas, granadas y mixtos que están conduciendo.

Se dice que los franceses han mandado plenipotenciarios a tratar de paz; pero la quieren en términos inaceptables; pues todo es movido del temor de que entren en Francia; Vms. sabrán mejor en esa, porque otros plenipotenciarios han llegado ante el Lord Wellington.

Se van a sortear cuatro batallones del Ejército de Galicia, para que el uno de los que le tocaren vaya a guarnecer a Madrid, porque sin duda con las aclamaciones del pueblo de Madrid han abreviado la venida de las Cortes, y estas han pedido guarnición para que puedan venir.

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El destrozo de maices que están haciendo aquí, que es el único pueblo que padece en este fruto, y sin más fundamento que los días pasados; pero cortan lo que les da la gana sin tasarlos ni cosa ninguna. De la pieza de Alaverga nada se ha podido sacar porque era imposible; porque la letra que dejó en Lezo era sobre Lisboa, y no como a José Mari le dijo el Comisario para pagarla el mismo, que en este caso algo se podía hacer, pero como es cantidad arreglada al perjuicio de cada interesado es imposible incluir, pero si acaso se tasasen los perjuicios de esta, veré de incluir en ellos.

He recibido la que me ha mandado Vm. para Pasajes. ha llegado a Pasajes una balandra cargada de bacalao, pero pidió mucho, y pide 20 duros q.q., bien que según carta que me han escrito de Bilbao de fecha 5 del corriente el abadejo trinchuelon, trinchuelin está a 330 reales q.q. y Noruega a 380 reales.

Memorias a Señora y familia y queda suyo Q.S.M.B."

José Antonio.

miércoles, 15 de febrero de 2012

El sitio de San Sebastián de 1813, visto por un comerciante - 05

Sigue otra carta el 8 de Agosto. En ella dice que "hay muchos salteadores", cosa por lo visto endémica en casi todas las guerras.

Después vienen las quejas. Le marean los alojados. El destacamento inglés de caballería, durante una breve ausencia que ha tenido que hacer, le ha cortado un maizal, y se ha marchado sin pagárselo, es decir sin el "bon" del Comisario, que es el que iba abonando todos los abastecimientos del Ejército de operaciones. Lanza a sus criados detrás de la caballería, que se ha ido a Usurbil, a ver si consiguen que paguen.

Es de interés la noticia que da al final. En el Pasaje, es decir en Pasajes, han desembarcado los ingleses el esperado tren de sitio, compuesto de 40 piezas de grueso calibre, para acabar rápidamente con la resistencia francesa e incorporar las tropas del asedio al ejército de la frontera que manda en persona lord Wellington, ya que se esperaba un fuerte encuentro en los alrededores de Irún.

Cuarta carta :

"Rentería Agosto 8 de 1813.

"Mi dueño y Señor; Hoy he recibido dos de Vm. de ayer y hoy la primera a la mañana y la otra a las cuatro de la tarde..... También veo que hay muchos salteadores, por cuyo motivo aunque tenía determinado el mandar el abadejo que compré ayer a 23 pesetas a. (arroba?), no lo hago sino una corteza..........

Ayer a mediodía marcharon los ingleses; pero inmediatamente me mandaron un oficial español de alojamiento y hoy a mediodía a más, al Ayudante Mayor General de Caballería inglesa; pero a poco rato ha vuelto a salir y quedo con el español que tambián marcha mañana; pero no faltará alguno que venga a ocupar, como es de costumbre, aunque en el pueblo no hay tropa.

Los ingleses de caballería después (que se hicieron) con cuanta paja hallaron, comenzaron a segar los maices, como que han segado bastantes y entré (a ver) la pieza de sobre el manzanal de Alaverga que da compasión el verlo; pues el maíz estaba que asombraba y de raíz lo han cortado la tarde que estuve en Pasajes a comprar abadejo y como al día siguiente a la impensada marcharon, no lo supe hasta después que marcharon el que hubiesen cortado, que de haber sabido podría haber obtenido un bon del Comisario a tasación pero únicamente obtuvieron del sargento que mandó cortar, con el que ha marchado hoy José María a Usurbil adonde se dirigieron según el mismo Comisario le dijo a Vicente Echeandia que también ha marchado con José María; para que recurriesen, ahora no sabemos lo que resultará; todo ha consistido en el desorden de esta villa que para nada se han movido los del Ayuntamiento, que siquiera en Lezo nombraron cuatro sujetos para que tasasen las piezas y según iban cortando, iban obteniendo el bon del Comisario y así han sacado mayor partido que con los maices, pero lo que sucede en la Villa de Rentería no sucederá en otra, pues es un abandono como si no hubiera tal justicia.

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Lo de San Sebastián va a avivar nuevamente, ayer condujeron del Pasaje (Pasajes) 40 cañones de grueso calibre para abrir otra brecha por la Puerta de Tierra; pues tiene orden el general del sitio que rendido San Sebastián sea como fuere, se reuna al Ejército para el día 20 de este, que lo sabemos de positivo.

Entre los ingleses corre por muy válida la noticia de haberse declarado enteramente la Austria contra la Francia".

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El sitio de San Sebastián de 1813, visto por un comerciante - 04

El 27 de Julio vuelve a escribir. Los aliados convierten el asedio en bloqueo, hasta recibir un tren de sitio que esperan desembarcar en Pasajes.

Los ingleses, por lo que dice en esta carta, no le "entran" a nuestro corresponsal; los acantonamientos en Rentería, los destrozos que hacen en las cosechas, los oficiales alojados, le molestan sobremanera.

Es curioso, el áspero juicio que hace de la capacidad militar de los ingleses, a los que atribuye la "habilidad" táctica de enviar por delante a sus aliados en los asaltos.

Dice así la tercera carta:

"Rentería, 27 de julio de 1813.

Mi dueño y Señor ; ayer escribí a Vm. con Juan Francisco el arriero.

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Desde ayer mucha suspensión en San Sebastián que no sabemos loe que indica; pero dice el populacho que el general francés ha dicho que no se quiere rendir a los ingleses, sino a españoles y que han mandado venir a Castaños con alguna tropa, esto es loa que se dice sobre la verdad en su lugar.

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Estos ingleses yo no sé cómo han asaltado otras plazas; pues yo creí que eran otros guerreros; pero creo que sin carnada de portugueses y españoles, que regularmente mandan los primeros, no son tanto como ponderan, ni mucho menos.

La partida de caballería que vino el día de Santiago, aún está aquí y de cuatro oficiales que vinieron a casa no hay más que uno. Han arrastrado cuanta paja hay por los caseríos y cuando ya no tengan más que comer se irán de aquí; pues incomodan en todas las casas en extremo.

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Quisiera irme para Lezo y no puedo separarme, por estos bárbaros de ingleses que me vuelven loco; a cada momento, quiero esto, quiero lo otro, quiera Dios que marchen luego, de lo contrario mal estamos así.

Me alegraré que D. Juan Bautista no tenga novedad pues ayer me dijo Eleuterio que estaba malucho. no ocurre más y queda suyo con afectos a la Señora y familia S.S.Q.S.M.B."

José Antonio.

lunes, 13 de febrero de 2012

El sitio de San Sebastián de 1813, visto por un comerciante - 03

Sin duda a D. Lorenzo le han llegado noticias exageradas del fracasado asalto del 25 de julio, y su corresponsal pone las cosas en su punto en la carta que le escribe el 26 de julio. Supone este, equivocadamente, que la intentona se repetiría al día siguiente, aunque su información era bvuena, ya que lord Wellington que se presentó ese día ante la plaza era de la opinión de repetir el asalto, pero por noticias alarmantes que le llegaron ese mismo día, sobre movimiento de tropas del ejército del mariscal Soult en la frontera, le hicieron salir inopinadamente para su cuartel general de Lesaca y suspender toda nueva operación en San Sebastián.

Dice así la segunda carta :

"Renteria Julio 26 de 1813.

"Mi dueño y Señor : Ahora que son las 11 y media me entregan la de Vm. de ayer que ha traído Juan Francisco Alsua y en vista de ella digo que no ha habido pérdida como la que le han dicho a Vm. ; pues únicamente ayer perecieron como unos 100 portugueses; porque unos 900 fueron a las tres de la mañana a fin de reconocer si la brecha estaba minada, como en efecto entraron hasta las calles como 100 y fueron los que perecieron con granadas de mano, y así que se retiraron los demás, empezaron con fuego vivísimo; y a poco rato parlamentaron los franceses; Que se le dejase pasar a Francia con honores de la guerra; a lo que no se les concedió y nuevamente rompieron fuego; y hoy ha habido muy pocos cañonazos; pensábamos que esta noche pasada sería el asalto; pero en mi concepto aguardarán a que las bajamareas sean de noche, que siendo así, mañana pueden asaltar porque la bajamar es a las diez; ello es que la brecha está bien abierta, y esta suspensión de fuego me hace creer lo que he dicho. La fortaleza del Castillo de la parte de Ulía, han destrozado las bombas de Ulía, y las que echan del Arenal han destrozado a la mitad de la Ciudad; pues que anteayer y ayer estaban ardiendo varias casas y San Telmo; que parece que se ha quemado, menos la parte de la torre.

Lázaro marchó ayer a Loyola y habiéndole dicho por qué no venía acá, me dijo que por estar más cerca de casa, para marchar en cuanto se rinda, pues que aguardaban por momentos y es así que no puede menos.

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Ayer vinieron unos 300 de caballería inglesa y están aquí y tengo en casa cuatro oficiales; será regular marchen en breve.

Me alegraré que D. Juan Bautista no tenga novedad y vaya mejorando. Memorias a la Señora y familia y queda suyo Q.S.M.N."
José Antonio

(GREGORIO LACORT TOLOSANA -BRSVAP - 1956) (Concluirá .......)

domingo, 12 de febrero de 2012

El sitio de San Sebastián de 1813, visto por un comerciante - 02

............... Comienza la correspondencia, el 23 de julio de 1813. Como es sabido, las tropas Aliadas mandadas por el general inglés sir Thomas Graham comenzaron el asedio de la ciudad el 26 de junio, desde cuya fecha sometieron a intenso fuego las baterias y baluartes franceses, hasta abrir brecha por donde dar el salto. Estaba bien informado José Antonio al anunciar que "dentro de dos días asaltarán", pues en efecto el primer asalto, que fracasó, tuvo lugar el 25 de julio.

El arenal de San Francisco que menciona, es el actual barrio de Gros.

Dice así la primera carta de la colección :

"Renteria, 23 de julio de 1813.

"Mi dueño y Señor; He recibido las dos apreciadas de Vm. de 21 y 22, aquella recibí ayer al mediodía y ésta, anoche a las ocho, por las que siento la indisposición de D. Juan Bautista.

En vista de la primera digo, que habiendo estado con Juan Miguel me ha dicho que no necesitaría de los quince quintales y que para la que ha de comprar resolverá viendo que (tales) con la (tarea) que va a hacer para casa.

Ayer estuve a ver San Sebastián que me dió compasión; pues todo lo que es a la parte de la Zurriola, muralla y casas están por el suelo, y en la plaza vieja con el fuego de San Bartolomé algunas casas medio derrotadas entre ellas la de Echagüe; vimos también reventar bombas en la mitad de la Ciudad, y algunas personas que pudieron salir anteayer dijeron que algunos habitantes habían perecido y que aún en las calles había muertos.

Ayer prosiguieron lo mismo, y en mi concepto van a arruinar toda la Ciudad, y víctimas muchos habitantes, pues las balas que tiran con dirección a la muralla de la Zurriola de cinco baterías que hay en el arenal de San Francisco, cruzan por toda la Ciudad, y las bombas que tiran de Ulía muchas van a parar a la Ciudad, y la batería de Sn Bartolomé, destruye las casas de la Plaza Vieja. Dios quiera que pronto se rinda; de todos modos dentro de dos días asaltarán; pues que el camino cubierto tienen ya en el Prado y en cuanto adelanten hasta Santa Catalina dan el asalto.

He estado con el médico sobre lo de conejera; pero no hay provecho; porque el mismo le ha dado en plata mucha parte.

Memorias a la Señora y familia y queda S.S.Q.M.B.

José Antonio.

P.D. Anoche quedó conforme el médico en ir con José Manuel con ánimo de hacer noche en esa; y hoy me dice que quiere a Martín José a fin de volver y va el muchacho. En San Sebastián prosigue el cañoneo.

(GREGORIO LACORT TOLOSANA -BRSVAP - 1956) (Concluirá .......)

El sitio de San Sebastián de 1813, visto por un comerciante - 01

Entre los viejos papeles que conserva una de las familias más antiguas de San Sebastián se halla una curiosísima colección de cartas escritas en 1813, en la época del asedio de esa ciudad por los ejércitos aliados contra Napoleón. Dicha correspondencia se cursaba desde Renteria a Goizueta (Navarra), está firmada por un tal José Antonio, cuyo apellido no consta y la dirige a su principal D. Lorenzo de Goizueta. De ella se deduce que ese señor poseía en Renteria, además de tierras, un importante almacén de artículos alimenticios : abadejo, sardinas, cacao, azúcar, vino, sidra, aguardiente, trigo, etc..... que regentaba en su ausencia el referido José Antonio, hombre celoso y activo, según se colige por lo que escribe, el cual al tiempo que informaba a su amo de la marcha de los negocios y mercados, le da cuenta también, de las noticias de la guerra y particularmente del asedio, asalto y saqueo de San Sebastián.

Las cartas se hallan bastante bien conservadas, faltan solo algunas palabras de los bordes, chamuscadas por el fuego a consecuencia, de un incendio que sufrió el local donde se guardaban; están escritas con buena caligrafía, empleándose con mucha frecuencia abreviaturas, sin duda corrientes entonces en la correspondencia comercial, y con una ortografía verdaderamente anárquica, que no se recoge en esta transcripción.

Escritas sin ninguna preocupación literaria, y con una sintaxis incorrecta muchas veces, tienen todo el encanto e interés de lo natural y espontáneo, y recogen, seguramente, la opinión del hombre de la calle sobre aquellos sucesos, además de las noticias que circulaban entre los emigrados de la ciudad sitiada, sus convecinos y los militares ingleses y españoles alojados en su casa, dándose así una visión curiosa de aquel trágico episodio de la historia de San Sebastián.

(GREGORIO LACORT TOLOSANA -BRSVAP - 1956) (Concluirá .......)

domingo, 5 de febrero de 2012

Sitio, asalto, saqueo e incendio de la Plaza de San Sebastian por tropas aliadas angloportuguesas

1
Nere Donostiko
erritar maiteak,
kanta dezagun gogoz
gure naigabeak,
mundubak jakin dezan
zer zaigun gertatu
ta nolako estaduban
geraden gelditu.
2
Bost urte igaro ondoan
penaz beterikan
frantzesa guregandik
eziñ botarikan,
atzeneko paguba
ezta izan gaiztoa,
iñork munduban aitu
ez bezelakoa.


3
Ditxoso izan uste
genduben orduban,
orrikari gelditu
gerade munduban.
Etsayak juban eta
aliyatubakin
arkitzen gera guztiz
pagu onarekin.
4
Gure euskaldun erriko
soldadu nobleak
asiyeran ginduzen
sitiyadoreak.
Gazteluba nai zuben
itxaso aldetik
artu, eta frantzesa
kojitu atzetik.


5
Jende eta denbora
gutxi galdurikan
libre gelditzen giñan
etsayetatikan.
Baña nola Inglesa
degun jaun ta jabe,
laster utzi ginduben
españolik gabe.
6
Iru ogei milla bala,
bonba eta granada
erriyan sartu dala
duda gabea da.
Eztu iñork munduban
inglesa aboan
plaza fuertiagorik
izango gogoan.


7
Bazterrez ta itxasoz
illabete biyan
beren ustez egondu
dirade guardiyan.
Amar bat milla gizon,
gañera ontzi asko,
frantzes txaluparikan
ez igarotzeko.
8
Santa. Klara-ko isla
zutenian artu,
etzuten uste iñor
zitegian sartu.
Baña nola zeguan
frantzesa kontuban,
gau faltatu gabe
sartzen zan portuban.


9
Ingeles Portugesak
arturik erriya
biyak egin digute
zenbait pikardiya.
Biolatu eta ill,
sakiatu guztiya,
eta gero ondoren
erre Donostiya.
10
Bost milla alimali
edo zagi erari
Donostiya kostatu
zayo ingelesari.
Aguardientaz beterik
nagusi-morroyak,
egunaz eta gabaz
guztiyak ordiyak.


11
Mozkorrak daude beti
burubak galdurik,
eta ikusten ez dute
iñon peligrorik.
Fusilla aguardintaz
karga baliteke,
bala gustoz aboan
artuko luteke.
12
Donostiar tristeak
zer egingo degu!
nola negu gogorra
igaroko degu!
Ez erri eta ez etxe
ezta ere erroparik,
jatekoa garesti
ta ez izan dirurik.


Jose Vizente Echagaray