miércoles, 8 de mayo de 2013

EL ASALTO DEL 31 - Los preparativos de la defensa

No obstante la convicción de que la Plaza estaba ya a merced del enemigo, convicción de la que, lo mismo que el Gobernador participaba el General Soult, y a pesar de los temores que aquél había expuesto sobre la posibilidad de que los sitiados  no pudiesen ni aun retirarse al Castillo, por un loable sentimiento del honor nacional y por un noble celo por el honor de las armas imperiales, había resuelto el Mariscal que la Plaza resistiese hasta el último extremo, y había además preparado un movimiento de avance de su Ejército, aunque ni él mismo, ni sus oficiales tuviesen esperanza de llegar a socorrerla (1).

Según la distribución previamente hecha, la brecha grande debía ser defendida por las tropas del 22º de línea; su Compañía de granaderos ocupaba los primeros traveses de la cortina y flanqueaba la brecha por la izquierda, y las restantes atendían a la defensa desde el muro aspillerado, ocupado en la parte correspondiente al frente de la brecha pequeña por fuerzas del 62º; el resto del muro de la Zurriola debía ser guarnecido por los cazadores de Montaña. Un centenar de hombres del º de línea y un destacamento de 119º estaban distribuídos en las barricadas. La defensa de Urgull estaba confiada al grupo constituído por los rezagados y depósitos de diversos cuerpos, a los que debían servir de reserva dos Compañías de Cazadores y las dos de Ingenieros. A los Granaderos del 6º quedaba confiada la defensa de la parte O. de la cortina y el resto del Cuerpo la de la puerta  de salida y obras exteriores. Finalmente, la defensa del puerto y la de las comunicaciones en esta zona debía ser encomendada al Batallón del 34º (2).

El Comandante de Artillería Brion organizó los servicios del Arma en forma análoga a la adoptada en previsión del asalto anterior, asignando a los oficiales, en lo posible, los mismos puestos que entonces ocuparan. De las piezas montadas en el hornabeque se hizo cargo el Teniente Gorse; en el Caballero había aún dos piezas en condiciones de servicio, así como una de las destinadas a tirar desde la cortadura del foso; entre el extremo del último través de la cortina y el muro, se instaló otra, también de campaña, que flanqueaba la brecha grande y que defendía además el acceso a las cortinas por la rampa que formaban los escombros caídos sobre el baluarte. Habían en cambio, desaparecido las anteriormente emplazadas en las torres. Para cooperar a la defensa, podía contarse aún con algunas de las piezas montadas en Urgull, pero no era dable prometerse que este apoyo fuese muy eficaz, pues era de preveer que bajo el fuego de los obuses y morteros del Chofre, no pudiesen ser servidas regularmente.

(CONTINUA ......)

(EL SITIO DE 1813 - OLAVIDE, ALBARELLOS, VIGÓN).

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