Al amanecer nos retiramos. A la misma hora se pegó fuego a la empalizada que tenía el fortín de la cabeza del puente de la parte de España, es de grandísimos maderos, y están profundamente metidos, aunque muy poco tardó en abrasarse toda aunque se la dio de betún. Los enemigos no hicieron cosa alguna por esto. De San Sebastián se ha sentido mucho fuego.
(DIARIO DE UN OFICIAL EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA. 1813-1814. MATÍAS DE LAMADRID)
Miércoles. 4 de Agosto de 1813. 38º día de Sitio.
Amanece un día climatológicamente perfecto. Típico de un Agosto donostiarra. Ambos bandos continúan con sus trabajos, unos para impedir la toma de la ciudad, otros para conquistarla.
Los franceses siguen reforzando sus barricadas y empalizadas. Gleig comenta que la artillería británica se vio obligada a cesar su fuego, hasta ese momento muy intenso, al comprobarse desde las baterías que los defensores estaban empleando a los prisioneros en esos trabajos tan expuestos. Sus guerreras rojas eran claramente visibles desde esas posiciones. También observaron claramente la colocación de varios "caballos de Frisia" en las partes más expuestas de las brechas.
Por parte británica se sigue desembarcando todo el material que llega al puerto de Pasajes, aunque la parte más importante aún no ha llegado. Para estas labores tan duras son contratadas las mujeres del puerto, las conocidas bateleras. Son mujeres con largas trenzas que llaman mucho la atención de los oficiales británicos, sobre todo por su robustez y aguante. Se las contrata por un dólar diario de sueldo más las raciones diarias de comida. Debía estar muy bien pagado el trabajo, porque se mostraban ansiosas por volver a ser contratadas.
En previsión de la llegada del convoy principal, Wellington estima necesarios los trabajos de acondicionamiento de las carretera que une Pasajes con San Sebastián, y la construcción de una grúa en el puerto para facilitar el desembarco de las piezas de artillería. Al Mariscal también se le ha prometido el refuerzo de embarcaciones menores en la rada del puerto, para facilitar los trabajos. Las que se están usando están sufriendo muchos destrozos y varias se han hundido. Los propietarios de las mismas serán indemnizados convenientemente por el valor de las naves.
Wellington sigue intentando que el Almirantazgo refuerce las unidades de bloqueo de la plaza. Quiere cortar completamente las comunicaciones de los sitiados con Francia.
Los cañones aliados que están siendo empleados están muy deteriorados como consecuencia de la intensidad de fuego a que han estado sometidos, durante la preparación del asalto fallido del 25 de Julio. Tienen sus bocas y oídos muy dilatados. El tener la boca dilatada originaba un detrimento considerable en cuanto a la puntería de la pieza. Si al oído le pasaba lo mismo, el cañón realizaba dos detonaciones en el disparo. La primera vertical, desde ese orificio, con el consiguiente peligro para sus servidores y pérdida de potencia en la segunda, el disparo principal. Por este motivo, los aliados siguen esperando el prometido tren artillero nuevo.
El Teniente Coronel Fraser en su carta escrita en Pasajes el 4 de Agosto, nos relata un hecho del todo curioso. En las trincheras del frente se permitía el paso de civiles, donostiarras que habían abandonado la plaza antes de comenzar el sitio, y que a una distancia de unos 150 metros, se comunicaban a gritos con los civiles que quedaban dentro de sus muros.
La ciudad empieza a notar seriamente los efectos de las bombas aliadas. Muchos proyectiles no salen correctamente dirigidos e impactan contra los edificios. José Ignacio Sagasti, un personaje influyente en la ciudad que había salido cuando lo permitieron los franceses, escribe desde su forzado exilio en Usúrbil:
"(...) "Vamos a lo que importa más en el día: El Lord después de haber cascado medianamente a Soult en Navarra e impedídole a este su proyecto de introducir refuerzos y víveres en Pamplona se ha introducido en el imperio, ha establecido su quartel gral en Zara, desde donde piensa continuar su marcha adelante, de acuerdo con los cuerpos que pasan por Irún en donde se han hechado ya puentes de barcas. El amigo Romero y yo tratamos de seguir al Exercito en ....... sendas mulas para ver que tal les prueva a los Señores guripleyes el hospedage que tienen que dar y que gesto hacen al tiempo de pedir raciones. Mientras esto sucede, la plaza de San Sebastián se resiste y nuestras casas van cayendo una por una sin compasión ninguna y sin que produzca efecto ni daño al enemigo este destrozo. Hasta ochenta y tantas casas tiene vuestra merced arruinadas y quemadas dentro del casco del pueblo a resulta de las granadas que disparan los sitiadores y la aparienzia es que no quede una en pié, con lo que quedaremos aviados los que tenemos allí dentro la mayor parte de nuestra fortuna"..
(San Sebastián 1813)
Amanece un día climatológicamente perfecto. Típico de un Agosto donostiarra. Ambos bandos continúan con sus trabajos, unos para impedir la toma de la ciudad, otros para conquistarla.
Los franceses siguen reforzando sus barricadas y empalizadas. Gleig comenta que la artillería británica se vio obligada a cesar su fuego, hasta ese momento muy intenso, al comprobarse desde las baterías que los defensores estaban empleando a los prisioneros en esos trabajos tan expuestos. Sus guerreras rojas eran claramente visibles desde esas posiciones. También observaron claramente la colocación de varios "caballos de Frisia" en las partes más expuestas de las brechas.
Por parte británica se sigue desembarcando todo el material que llega al puerto de Pasajes, aunque la parte más importante aún no ha llegado. Para estas labores tan duras son contratadas las mujeres del puerto, las conocidas bateleras. Son mujeres con largas trenzas que llaman mucho la atención de los oficiales británicos, sobre todo por su robustez y aguante. Se las contrata por un dólar diario de sueldo más las raciones diarias de comida. Debía estar muy bien pagado el trabajo, porque se mostraban ansiosas por volver a ser contratadas.
En previsión de la llegada del convoy principal, Wellington estima necesarios los trabajos de acondicionamiento de las carretera que une Pasajes con San Sebastián, y la construcción de una grúa en el puerto para facilitar el desembarco de las piezas de artillería. Al Mariscal también se le ha prometido el refuerzo de embarcaciones menores en la rada del puerto, para facilitar los trabajos. Las que se están usando están sufriendo muchos destrozos y varias se han hundido. Los propietarios de las mismas serán indemnizados convenientemente por el valor de las naves.
Wellington sigue intentando que el Almirantazgo refuerce las unidades de bloqueo de la plaza. Quiere cortar completamente las comunicaciones de los sitiados con Francia.
Los cañones aliados que están siendo empleados están muy deteriorados como consecuencia de la intensidad de fuego a que han estado sometidos, durante la preparación del asalto fallido del 25 de Julio. Tienen sus bocas y oídos muy dilatados. El tener la boca dilatada originaba un detrimento considerable en cuanto a la puntería de la pieza. Si al oído le pasaba lo mismo, el cañón realizaba dos detonaciones en el disparo. La primera vertical, desde ese orificio, con el consiguiente peligro para sus servidores y pérdida de potencia en la segunda, el disparo principal. Por este motivo, los aliados siguen esperando el prometido tren artillero nuevo.
El Teniente Coronel Fraser en su carta escrita en Pasajes el 4 de Agosto, nos relata un hecho del todo curioso. En las trincheras del frente se permitía el paso de civiles, donostiarras que habían abandonado la plaza antes de comenzar el sitio, y que a una distancia de unos 150 metros, se comunicaban a gritos con los civiles que quedaban dentro de sus muros.
La ciudad empieza a notar seriamente los efectos de las bombas aliadas. Muchos proyectiles no salen correctamente dirigidos e impactan contra los edificios. José Ignacio Sagasti, un personaje influyente en la ciudad que había salido cuando lo permitieron los franceses, escribe desde su forzado exilio en Usúrbil:
"(...) "Vamos a lo que importa más en el día: El Lord después de haber cascado medianamente a Soult en Navarra e impedídole a este su proyecto de introducir refuerzos y víveres en Pamplona se ha introducido en el imperio, ha establecido su quartel gral en Zara, desde donde piensa continuar su marcha adelante, de acuerdo con los cuerpos que pasan por Irún en donde se han hechado ya puentes de barcas. El amigo Romero y yo tratamos de seguir al Exercito en ....... sendas mulas para ver que tal les prueva a los Señores guripleyes el hospedage que tienen que dar y que gesto hacen al tiempo de pedir raciones. Mientras esto sucede, la plaza de San Sebastián se resiste y nuestras casas van cayendo una por una sin compasión ninguna y sin que produzca efecto ni daño al enemigo este destrozo. Hasta ochenta y tantas casas tiene vuestra merced arruinadas y quemadas dentro del casco del pueblo a resulta de las granadas que disparan los sitiadores y la aparienzia es que no quede una en pié, con lo que quedaremos aviados los que tenemos allí dentro la mayor parte de nuestra fortuna"..
(San Sebastián 1813)
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