Me presenté al jefe de Estado Mayor, Salvador, e intendente Argüelles, uno y otro del IV Ejército, y me dijeron que era al intendente del Centro, que está en Oyarzun con el general del mismo, a quien debía yo presentarme para recibir los cuatro mil. De este modo por no haberme advertido cosa alguna, di este paseo en balde. Pasaron por esta ciudad las barcas de puente con dirección a Vitoria, también lo hicieron doscientos caballos pesados ingleses. La caballería pesada de éstos es la mejor del mundo, sus caballos son enormes y los jinetes gigantes, de modo que sus cuchilladas son (des) abridas hasta el fin. Lleva en cada caballo un tren y equipaje el más numeroso. Cada cierto número de caballería inglesa lleva sus fraguas para hacer herraduras en todas partes, cebada, etcétera, no se diga porque en donde quiera tienen almacenes. En la orden de hoy se despedía del general Castaños, da a reconocer por general jefe del IV Ejército al mariscal de campo don Manuel Freyre, su sucesor. Al general Girón también le han quitado el mando del Centro y dado éste a Pol. Al general Mendizábal también le han quitado el de la Izquierda. A Freyre le hacen muy bueno, por malo que fuese siempre sería mejor que Castaños. Éste nada ha hecho en el Ejército y si sólo venirse paseando a retaguardia de pueblo en pueblo, recorriendo los festejos de éstos. San Sebastián bastante fuego.
(DIARIO DE UN OFICIAL EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA. 1813-1814. MATÍAS DE LAMADRID).
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