SIR THOMAS GRAHAM |
Tales y tan dilatados eran sus servicios que, a pesar de no tener categoría militar real, a pesar de lo insólito del caso, el gobierno inglés se creyó en el deber de recompensarlos asignándole el empleo efectivo de Mayor General y confiándole después el mando del Cuerpo de Tropas que defendía a Cádiz. No pasó mucho tiempo sin que mostrase hasta qué punto era digno de ello. Las operaciones de Chiclana (3) le retratan, abnegado y modesto, subordinándose de buen grado al iniciarlas al incapaz La Peña; sereno y dueño de sus ideas en los instantes de la crisis, inspirado en la resolución, vigoroso en la ejecución hubo en su actitud en aquel ardoroso y obstinado combate tal reposada energía que no sólo trascendió y se difundió entre sus tropas , sino que, aun a sus adversarios inspiró respeto (4).
Acaso por estas mismas brillantes cualidades no era Sir T. Graham el jefe más indicado para dirigir un sitio; requieren más bien estas operaciones, en efecto, espíritus en cierto modo limitados, metódicos, aferrados a sus ideas y capaces de seguirlas obstinadamente hasta el final. Y Graham era, por el contrario hombre de ideas amplias, de carácter fácil (5) condescendiente y afable, algo desdeñoso para los detalles, que en tales casos tienen alguna importancia.
Desde el momento en que le confió la operación, procuró Lord Wellington no intervenir en ella directamente; limitándose su acción al examen del plan de ataque y a la inspección en determinados momentos; cuidó, sí, de facilitarle su misión por todos los medios empezando por asignarle los más eficaces auxiliares, designando a Sir R. Fletcher y Sir A. Dickson, tenientes coroneles, para la dirección de los servicios de Ingenieros y Artillería respectivamente.
CONTINUA ............
(OLAVIDE, ALBARELLOS, VIGÓN)
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