miércoles, 8 de mayo de 2013

EL SEGUNDO PERIODO DEL SITIO - El bloqueo marítimo

La necesidad de ocupar la isla de Santa Clara habíase hecho sentir desde un principio porque, dada su proximidad al puerto podía compensar, al menos parcialmente, la ineficacia de las medidas adoptadas para mantener el bloqueo. No disponía, en efecto, Sir G. Collier de suficientes elementos para atender los servicios que en el litoral Cantábrico le estaban asignados, ni cuidó de proporcionárselos el Almirantazgo, a pesar de las reiteradas observaciones y quejas expuestas por Lord Wellington al Gobierno (1) y aún al mismo Melville, jefe de aquel organismo (2).

Realmente, tanto como a la insuficiencia de elementos, cabe atribuir la ineficacia del bloqueo a la diseminación que el deseo de atender a muy diversos objetos traía consigo; aemás del servicio de escolta de los transportes procedentes de Lisboa, frecuentemente se enviaban buques con diversas misiones a las radas del litoral, en tal forma que, no sólo no se entorpecía la navegación de cabotaje en la costa francesa, sino que no se impedía el acceso a los puertos españoles.

De ordinario una fragata y dos bricks eran los buques que mantenían el bloqueo, permaneciendo fondeados frente a la bahía; en la noche se estrechaba la vigilancia acordonándose la entrada con botes en su mayor parte tripulados y armados por españoles. A pesar de ello, las comunicaciones de la Plaza eran regulares; cada noche entraban 2 ó 3 embarcaciones conduciendo despachos, personal destinado a cubrir bajas y pequeños repuestos de material. Este servicio estaba dirigido por el Capitán Depoge, Comandante de Marina de San Juan de Luz que disponía de algunas trincaduras (3) bien tripuladas de las que servían para los envíos importantes, utilizando además lanchas de poco porte para el de pequeños fardos y correspondencia oficial. En el viaje de regreso, los barcos eran a veces utilizados para la evacuación de heridos y aun de algunos prisioneros.

Sobre los medios de comunicación citados y en previsión de que el bloqueo se estrechase, el 23 de Agosto  ordenó Soult  se equipase una escuadrilla de 20 lanchas de pesca, que debía estacionar en Socoa para ser empleada como las anteriores.

Era, pues, de todo interés para los sitiadores el ocupar la Isla de Santa Clara y como además desde ella podían enfilarse algunas de las defensas de Urgull y aún podía batirse el revés del monte, se resolvió la operación, que se efectuó en la madrugada del 27.

Agrupáronse al efecto una decena de grandes botes, de cuyo mando se hizo cargo el Teniente Arbuthnott, de la "Surveillante"; en ellos embarcaron 200 hombres del 9º de línea, mandados por el Capitán Cameron a quien acompañaba como director técnico el Capitán de Ingenieros Henderson. Los botes aparejaron a las 3 de la madrugada dirigiéndose a la Isla por el canal Oeste; el destacamento francés, apercibido de su llegada, hizo fuego durante el desembarco, entregándose después. Costó la operación a los ingleses 8 ó 10 heridos entre los que estaba el Teniente Chadwick, agregado a Ingenieros.

En la misma noche se empezó a construir en la Isla una Batería en la que ulteriormente llegaron a montarse dos cañones de 24 y un obús de 8 pulgadas; por el momento, aun solo el fuego de fusil podía molestar a la defensa, cuyas comunicaciones se dificultaron extraordinariamente, aunque no pudiera impedirse el paso de alguna pequeña embarcación.

Durante el día 27 la nueva guarnición de la Isla estuvo casi incomunicada con el campo sitiador pues el fuego de la Plaza impedía el movimiento de los botes; un despacho que fue preciso enviar al oficial de Ingenieros que dirigía allí el trabajo hubo de ser llevado a nado (4).

(EL SITIO DE 1813 - OLAVIDE, VIGÓN Y ALBARELLOS)

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