Dos de los cañones de 18 de la bateria nº 1 fueron
dedicados a batir en brecha el muro de la huerta del convento, en la parte próxima al reducto; las otras dos piezas de la bateria y la bateria nº 2, tiraron sobre el convento y la iglesia.
En la orilla derecha de Alcolea los 5 cañones de 9 y los dos obuses
de 6 pulgadas, hicieron un vivo fuego sobre el reducto, que no suspendieron
hasta el momento en que entro la columna del asalto.
Se emplearon ademas, contra dicha obra, dos piezas de 6, emplazadas en
la orilla derecha al mando del General Rey estaba constituida por fuerzas
de 4º de cazadores y 160 hombres del 13º de la línea portugués a los que servia de aostén, 2 compañias del 1º (Royal Scots). Esta columna debia asaltar
el reducto por la ladera de Amara.
La de la izquierda mandada por el General Bradford, se componia del 13
Regimiento portigués y 200 hombres del 5º de cazadores, sostenido por el 9
de línea inglés.
Esta columna debia atacar el convento y las casas aspilleradas de Aldapeta próximas à la carretera.
El General Oswald tenia el mando de todas estas fuersas; toda la 54 D1-
visión se mantuvo sobre las armas durante el ataque.
Este se realizd a las 10; los portugueses transpusieron las crestas y
empezaron a descender la ladera con cierta lentitud, haciéndose preceder por
grupos de tiradores; el Coronel Cameron, del 9º de linea inglés, que debia
de servir de sostén a la columna izquierda, se destacd de ella, avanzando rápidamente por la carretera con sus granaderos, sobre las casas denAldapeta,
y de ellas sobre las ruinas de San Martín, y aunque el descenso fué atorpecido por fuego del hornabeque, logrd establecerse en algunas de las casas que
aun quedaban en pie.
La columna de Bradford se dirigid al convento; pero al llegar ante la
brecha tuvo cierta vacilación en las tropas, que sufrieron un terrible fuego a quemarropa; más como entre tanto, las casas aspilleradas habian sido evacuadas por los defensores y estaban rebasadas por el 9º inglés, a la sazón
que instalado en las primeras casas de San Martín, los ocupantes del convento tuvieron que abandonarlo, entrando en el los asltantes sin gran resisten- cia.
La columna del General Rey avanzd sobre el reducto, vivamente batido po
por la Artilleria, pero enérgicamente defendido por el Capitan Blot, del 629
y logrd al cabo de algun tiempo llegar hasta la contra escarpa, pero no pudo salvar el foro.
En la Plaza se esperaba el ataque, pero no hasta la noche; por lo que
las medidas adoptadas para el caso no estaban aun en vias de ejecución.
A la noticia del ataque, ordend el General Rey, el avance de la reserva
que ocupaba el hornabeque para ayudar a la defensa de la posicidn, y sobre
todo para proteger la retirada de las tropas empleadas en ella.
La llegada de esta fuerza restablecid el combate, pues determind en las
que aun se defendian en el barrio de San Martin una reacción ofensiva, en la
que el Capitan de Ingenieros Montreal, con algunos zapadores y voltigeurs re
cobrd las casas aspilleradas; y el del mismo Cuerpo Saint George logro esta- blecerse de nuevo en el convento con un grupo de soldados; pero este éxito
fué momentáneo, pues los ingleses se apoderaron nuevamente de las casas y dd Convento, y la lucha se reprodujo con mayor violencia en las ruinas de San Martin.
El reducto se mantenia, pero ante el temor de que la guarnición quedase
cortada de la Plaza, se ordend su abandono.
Con ello hubiera terminado el combate, si se hubieran observado las
terminantes instrucciones del General Oswald, para que en ningun caso se
revasasen las ruinas de San Martin sin su orden; pero fuese por orden
del Coronel Camerón 6 fuese por propio impulso, las tropas prosiguiendo
a los que se retiraban, atacaron el reducto de las Medias Lunas, defendido por una compañia, y avanzaron imprudentemente hasta cerca del glásis,
de donde hubieron de retirarse rdpidamente abandonando a los heridos. (1)
A las doce habia cesado el fuego, y los ingleses en tranquila posesión del convento y reducto se ocupaban en preparar comunicaciones en la
posición conquistada.
El numero de bajas fué grande por ambas partes (2); el Ingeniero
Comandante de la Plaza, Pinot, fué gravemente herido en un hombre; el Jefe de Batallón de Sally, del 22°, y gran numero de oficiales quedaron fue
ra de combate, entre los muertos estaban el Capitan de Ingenieros Montreal
y el Teniente de Voltigeurs del 62º Saint Jeane, que habian dirigido la reacción ofensiva sobre las casas aspilleradas de Aldapeta. El fuego de
Artilleria sobre San Bartolomé (3) fué muy intenso, pues las baterias No
1 y 2 1legaron a disparar unos 3.000 proyectiles.
CRITICA DEL ATAQUE Napier opina que debid diferirse el ataque hasta que
la bateria emplazada en la noche del 16 hubiera entrado . en acciốn, más no puede censurarse la operación en cuanto
a la oportunidad elegida, pues los puntos de apoyo estaban suficientemente batidos por la Artilleria, como lo de
muestra que los defensores considerasen ya imposible la resistencia, que
trataron de prolongar solamente por producir bajas a los sitiadores.
En lo que realmente puede señalarse una falta de acierto, es en la organización y en la ejecución del ataque. Constituyeronse solo dos columnas de aslto que debian lanzarse sobre el reducto y sobre el convento.
El reducto, con un flanco sobre el escarpado, y el otro hacia la fachada del convento, resultaba solo abordable por el frente, pero en un espacio reducido que no permitia el despliegue de la columna.
El convento, aunque en' completa ruina, era susceptible de una enérgica defensa, pues el avance por el lado de Amara exponia a los atacantes
al fuego mientras cruzaban el barranco y ascendian la ladera, salvando
cercadas y perdiendo por lo tanto toda cohesión é impulso; y ademas el
ataque sobre el ángulo S. O. que fué la dirección adoptada quedaba flanqueado por las casas aspilleradas de Aldapeta.
Mientras los franceses conservasen dichas casas y la comunicación
con la. ruinas de San Martin, era dificil que fuera tomado el convento, y
mientras no se tomase el convento, era imposible que tuviera éxito el asalto al reducto.
De las mismas tropas empleadas, hubieran debido segregarse las compañias del 9º y del 1º de linea ingleses, constituyendo con ellas y con algun destacamento portugués, una columna para lanzarla desde luego sobre
las casas de Aldapeta y sobre las ruinas de San Martín, apoyándola despues con una tropa para que se extendiese y se mantuviese en el camino.
De este modo, no solo hubiese sido debil la resistencia de los defensores en el convento y en el reducto, sino que acaso gran parte de ellos hubieran sido hechos prisioneros.
Gon la organización que hubiera tenido el ataque, no hubiera tenido éxito a no ser por la iniciativa del impetuoso Coronel Cameron, quien
con los granaderos del 99, se lanzd sobre los indicados objetivos; aun
asi no fué opor tunamente apoyado, perdiéndose en ello la ocasión de inferir un daño irreparable a la defensa, haciéndole unos centenares de prisioneros.
Si la preparación del ataque en su conjunto dejó que desear, no fud
más feliz en sus detalles; el reducto no habia sido reconocido, el frente
de ataque no habia sido despojado de obstáculos, ni se prepararon elementos para salvar el foso de aquella obra, de cuya contraescarpa no pudo pasar la brava tropa del 9º que se había puesto a la cabeza de la columna
-Fin del Capitulo 4º =
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