Don Wenceslao Orbea, diputado a la sazón, en un artículo que publicó en "El Pueblo Vasco" con motivo del Centenario, parece inclinarse a atribuir la destrucción de San Sebastián a lo que él llama el rayo de la guerra: "Accidente de la guerra fue la quema de sesenta casas durante el sitio, a causa del fuego de las baterías, y la intensidad del bombardeo el día del asalto y los precedentes, dirigido principalmente a la cortina entre los cubos de Amezqueta y Hornos, pero sin excluir el casco de la Ciudad, la explosión de los almacenes de pólvora que tantos estragos produjo, desconcertando a los defensores, la heroica resistencia y la lucha en las calles y todo el conjunto de la sangrienta jornada, mueven a creer admisible la idea de que entre el asalto, la ocupación de la ciudad y el comienzo del incendio, no hubo lapso de cinco horas, y por el contrario, que posible es que los hechos contestes de la tragedia de que fue víctima San Sebastián estén enlazados entre sí, sin solución de continuidad" (1)
Nadie podía pretender que la liberación de San Sebastián, ocupada por las tropas invasoras, que oponían una tenaz y heroica resistencia, se convirtiese en una operación de cubo y escoba. Aunque manejado por los hombres, el rayo de la guerra se encabrita con frecuencia y escapa hasta cierta medida al control de la mano militar, que lo quiere conducir. Por eso no tiene sentido insistir demasiado de nuestra parte en los daños e incendios que produjeron las baterías, porque un experto podría contestar que fueron exigencia de la guerra, con lo que nos quedaría el consuelo de condenar la guerra; pero quedaríamos inermes, si se nos permite el vocablo bélico, para condenar sus consecuencias. Mas en nuestro caso aparece una intención deliberada de los hombres en la propagación del fuego y en estorbar su extinción.
¿QUIÉN DESTRUYÓ SAN SEBASTIÁN? - JUAN BAUTISTA OLAECHEA
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