martes, 17 de septiembre de 2013

ACTAS DE ZUBIETA - ACTA PRIMERA

Primera Junta celebrada en Zubieta, después de tomada, saqueada é incendiada la Ciudad por los ingleses y portugueses, y estando aún ardiendo sus edificios.

ACTA PRIMERA
En la Comunidad de Zubieta y su casa solar de Aizpúrua, jurisdiccion de la M. N. y M. L. Ciudad de San Sebastian, á ocho de Septiembre de mil ochocientos trece, se juntaron y congregaron, previo
mutuo aviso y acuerdo, viniendo, desde Pasajes, Orio, Usúrbil é Igueldo, donde se hallan provisionalmente con sus familias, los señores
D. Miguel Antonio de Bengoechea y D. Manuel Gogorza, Alcaldes y
Jueces ordinarios; D. José Santiago de Claessens, D. José Maria de
Eceiza y D. Joaquin Bernardo de Armendariz, Regidores y Síndico
del Ayuntamiento de la misma Ciudad, y D. Joaquin Antonio de
Aramburu, Prior del Ilustre Cabildo Eclesiástico; D. Joaquin Santiago de Larreandi y D. Joaquin Pio de Armendariz, Presbíteros Beneficiados ; D Joaquin Luis de Bermingham, D. Bartolome de Olózaga,
Prior y Cónsul del Ilustre Consulado ; D. José Maria de Soroa y Soroa, D. Evaristo de Echagüe, D. José Elias de Legarda, D. José Ignacio de Sagasti, D. Sebastian Ignacio de Alzate, D. Francisco Antonio
de Barandiaran, D. Rafael de Bengoechea, D. Manuel de Riera y don
Domingo de Galardi, todos vecinos de dicha Ciudad, á una conmigo
el infraescrito Secretario de Ayuntamientos de la misma, no habiendo
asistido otros muchos por no habérseles pasado aviso á causa de ignorarse su paradero por la total dispersion del vecindario; y despues de
un gran rato de triste y profundo silencio, interrumpido por los sollozos y lágrimas excitadas al verse reunidos los señores concurrentes,pálidos, macilentos, traspasados de dolor y desarropados los más, hablaron alternativamente los dos señores Alcaldes, aplaudiendo el celo
patriótico que manifestaban todos estos señores con haberse reunido
aquí, abandonando sus familias y olvidando sus particulares desgracias,
á tratar del partido que habia de tomarse en estas tristes circunstancias á favor de todo el vecindario, y agradeciendo los parabienes que
con lágrimas y con la efusión más sincera de sus corazones les dieron
los que no habían estado dentro de la Plaza durante el sitio, por haber
salido con vida dichos dos señores Alcaldes, Síndico y Presbítero Beneficiado D. Joaquín Santiago de Larreandi (ac.º 1.º), pidieron que se
ocupase desde luego el Congreso acerca de los medios que debian
adoptarse para reunir al vecindario y tratar de reparar sus pérdidas, si
es que podian repararse tantas muertes, heridas, violaciones de mujeres de todas edades, saqueo total de quanto encerraban las casas, tiendas y almacenes, y por último, el incendio general de toda la Ciudad,
que aun en este dia y en este momento mismo continúa, desde el
anochecer del treinta y uno de Agosto en que principió; siendo lo
más sensible y doloroso que todas estas muertes, heridas, violaciones,
saqueo total é incendio, hayan sido causados por las tropas que tomaron por asalto la Plaza; y por los ingleses y portugueses, nuestros
aliados, que habiendo sido recibidos, quando ganaron la brecha, por
los habitantes de la Ciudad, con vivas y aclamaciones, correspondieron bárbaramente con fusilazos, y se entregaron en seguida, la noche
del treinta y uno, y en todo el dia siguiente, á los mayores desórdenes y horrores, de modo que todo el vecindario tuvo que huir y salir
del pueblo el primero y dos del corriente, despavorido y medio desnudo ; y aun los dos señores Alcaldes hubieron de hacer lo mismo
por salvar sus vidas, viendo que quantos esfuerzos hicieron con los
ingleses y portugueses para contener las muertes, violaciones, pillaje y
fuego de las casas, eran inútiles é infructuosos.
El Congreso, sin embargo de hallarse atónito, asombrado y fuera
de sí con la horrorosa catástrofe que ha presenciado, y con la vista de
la desnudez y figura cadavérica en que han salido quantos se hallaban
dentro de la Plaza, por el atroz y bárbaro trato de los ingleses y portugueses; y a pesar de la miseria en que se hallan todos los que lo
componen, por haber perdido quantos bienes poseian, á resulta del
saqueo y subsiguiente incendio, olvidando en este momento sus particulares infortunios, recordó que en diversas anteriores épocas se ha abrasado la Ciudad de San Sebastian enteramente por incendios, aunque casuales, y que no obstante, por la constancia y amor de los habitantes á su nativo suelo, ha vuelto á repoblarse hasta el punto de
opulencia y esplendor que la hicieron célebre y famosa en ambos
hemisferios, utilísima al Estado y muy amada de los Reyes por sus
distinguidos servicios. Convino en que, imitando la magnanimidad de
sus antepasados, sin abatirse por la espantosa calamidad presente, se
debian poner todos los medios imaginables para la más pronta repoblacion de la Ciudad ; y considerando que el medio más eficaz de que
no se disperse y emigre á otras Provincias la parte del vecindario que
se ha salvado de la furia de los anglolusitanos, de conservar siquiera
los Templos y algunas casas, atraer los habitantes, reedificar la Ciudad
y conseguir del Gobierno algunos auxilios, es la creacion de un Ayuntamiento que reuna la voz, representacion y derechos de todos los vecinos y lleve el nombre de la Ciudad de San Sebastian para que suene
su existencia política, ya que ha desaparecido la física por su quema
total, resolvió, de comun conformidad, y ante todas cosas, escribir con
Propio á la Diputacion Provincial, que reside en Tolosa, la carta
siguiente, firmada por todos los que componen el Congreso :
«Habiéndonos congregado en esta Comunidad de Zubieta, juris-
»diccion de la Ciudad de San Sebastian, los infraescritos Alcaides, Re-
»gidores, Secretario del Ayuntamiento de la misma Ciudad, los de-
»más vecinos notables, Prior y Beneficiados del Cabildo Eclesiástico,
»no habiendo vuelto aún del asombro que nos ha causado la destruc-
»cion total de nuestra Patria, y sus atroces circunstancias, consideran-
»do que el punto principal que debe llamar nuestra atencion es que el
»pueblo no se disperse y que conserve su representacion y Ayunta-
»miento, recurrimos á la proteccion de V. S., para que se sirva rehabi-
»litar á los individuos del Ayuntamiento último para exercer interina-
»mente sus funciones, y convocar desde luego á los vecinos que
»pueden ser habidos, para publicar y jurar la Constitucion, y nombrar
»un Ayuntamiento constitucional.
»Los firmantes esperan de V. S. sin perder momento esta rehabili-
»tacion, y que nos descubra sus intenciones y dé sus luces á fin de
»reparar tan grandes desgracias y lograr la repoblacion de nuestra des-
»graciada Patria.
»Zubieta, jurisdiccion de la Ciudad de San Sebastian, ocho de
»Septiembre de mil ochocientos y trece.»
(Ac.º 2.º) Después de escrita, firmada y despachada la precedente
carta, se volvió á conferir sobre las atroces circunstancias con que hasido tomada la Plaza por los sitiadores, tratando á los habitantes de
una Ciudad tan patriótica, fiel y adicta á la gloriosa causa de la Nacion, mucho peor que si fuera enemiga ; mas todos los individuos del
Congreso sofocaron sus sentimientos particulares, conociendo importaba mucho conservar la reputacion de los aliados en un tiempo en
que iban á entrar en el territorio enemigo, y que perjudicaria á la causa
de la Nacion publicar en estas circunstancias su atroz y bárbara conducta. Sacrificando, pues, todo el Congreso unánimemente en favor
del bien general toda reclamacion sentida, fixó su atencion y esperanzas en el invencible Lord Duque de Ciudad Rodrigo, para quien se
dispuso y aprobó con entusiasmo la representacion siguiente, que
se encargó á los Sres. D. José Ignacio de Sagasti, D. José Maria de
Soroa y Soroa y D. Joaquin Luis de Bermingham la pusiesen en limpio y dirigiesen al Lord Duque, firmándola los tres en nombre de la
Junta:
«Excmo Sr. : El Ayuntamiento de la Ciudad de San Sebastian y
»una gran parte de sus principales vecinos, se hallan reunidos en el
»Barrio de Zubieta, jurisdiccion de la misma Ciudad, con el objeto de
»acudir á cuantos medios pueda sugerir la imaginacion para el alivio
»de los desgraciados habitantes de ella.
»Por un movimiento espontáneo y unánime se ha fixado la vista
»de los miembros de esta Junta en el Héroe de la Nacion, en el res-
»taurador de la independencia de España, en V. E., en fin, cuyas vir-
»tudes privadas dan tanto realce á su gloria militar. Nuestra confianza
»en la grandeza del alma de V. E. es ilimitada, y nuestro espíritu,
»aunque abatido, no nos conducirá á la desesperacion, si V. E. se
»digna protegernos con la generosidad propia de su carácter.
»El Congreso omitirá la relacion detallada de los tristes aconteci-
»mientos de San Sebastian, desde el treinta y uno de Agosto hasta el
»dia de hoy, por no renovar el intenso dolor que han debido causar
»en un corazon tan sensible como el de V. E., y se limitará á la men-
»cion en grande de una espantosa catástrofe.
»San Sebastian, Sr. Excmo., ha padecido un saqueo horrible con
»los demás excesos anexos á él, y un incendio de cerca de seiscientas
»casas, en el cual han consumido las llamas el valor de más de no-
»venta millones de reales. Este funesto accidente ha causado la ruina
»de más de mil y quinientas familias, y ha reducido las siete octavas
»partes á la desnudez absoluta y á la mendicidad, en un Pais, cuyos
»habitantes carecen de lo más preciso aun para su propia subsistencia,
»a resulta de haber sido ocupado por el enemigo durante cinco años.
»En medio de este caos de calamidades no se ha notado el menor»síntoma de tibieza en el constante patriotismo que ha
»manifestado desde el año de mil ochocientos y ocho esta infeliz
»Ciudad. Si nuevos sacrificios fuesen posibles y necesarios, no
»se vacilaria un momento en resignarse á ellos. Finalmente, si
»la combinacion de las operaciones militares, ó la seguridad
»del territorio español exigiesen que renunciásemos por algun
»tiempo ó para siempre á la dulce esperanza de ver reedificada
»y restablecida n uestra Ciudad, nuestra conformidad seria
unánime, mayormente si, como es justo, nuestras pérdidas fuesen
»soportadas á prorata entre todos nuestros compatriotas de la
»Península y Ultramar.
 »Moscow fué incendiado, y experimentó grandes pérdidas. La
»Europa entera conoce los felices efectos que produjo á la Rusia y á
»sus aliados esta enérgica resolucion ; pero las pérdidas de Moscow
»han sido indemnizadas por todo el imperio Ruso, y por la
»generosa nacion Británica. Y la infeliz Ciudad de San Sebastian,
»esta benemérita Ciudad, ¿será abandonada á su desgraciada
»suerte? No : San Sebastian no reclama en vano la proteccion del
»inmortal Duque de Ciudad-Rodrigo : los justos clamores de los
»habitantes de esta Ciudad serán trasmitidos por el Órgano de V.
»E. á nuestra Regencia, al Ministerio Británico, y á los corazones
»piadosos de esta ilustre Nacion ; y San Sebastian renacerá.
»Séanos permitido este feliz presagio inspirado por el alto
»concepto que tiene formado el Orbe de las bellas cualidades
»que adornan á V. E., y permítasenos tambien el reiterarle la triste
»situacion de mil y quinientas familias pobres de San Sebastian que
»andan errantes sin asilo y sin pan. Somos con la más alta
»consideracion de V. E. Muy rendidos servidores.—Zubieta ocho de
»Septiembre de mil ochocientos y trece.»
(Ac.º 3.º) Concluida la lectura de la Representacion
precedente, se ocupó la Junta en formar una Memoria de
todo lo ocurrido al tiempo del asalto, y despues que se apoderaron
de la Plaza los aliados, con lo que informaron extensamense los dos
señores Alcaldes, Síndico, Presbítero Beneficiado D. Joaquin
Santiago de Larreandi y otros va- rios vecinos que estaban dentro
de la Plaza, y hallándose extendiendo dicha Memoria, llegó aviso de
que se habia rendido esta mañana por capitulacion el Castillo de
la Mota, al que se retiraron los franceses el mismo dia del asalto, y
para cuya expugnacion no habia permitido el fuego que abrasaba
al Pueblo, tomar antes disposiciones activas. La Junta, en vista
de esta noticia, se apresuró á felicitar al General inglés, comandante
de las tropas aliadas, que ocupan la Plaza de San Sebas- tian, con
un oficio que resolvió lo llevase, y entregase yo el Secreta-rio, acompañado de uno de los Alguaciles de la Ciudad, que tambien se presentaron, y dicho oficio se extendió en los términos
siguientes :
«El Magistrado de esa Ciudad de San Sebastian, que se halla reu-
»nido en este Pueblo de su jurisdiccion, acaba de saber con la mayor
»satisfaccion que el Castillo de la Mota se ha rendido. Cree de su de-
»ber felicitar á V. E. por este acontecimiento en que interesa la causa
»comun, al mismo tiempo que su obligacion le impele á preguntar
»á V. E. si podrá trasladarse y tomar con libertad sus funciones en fa-
»vor de la causa de la Nacion y de los habitantes.
»A este fin se dirige á V. E, de cuya atencion espera se sirva ex-
»presarle si podrá disponer de los edificios, tanto de los que existan
»como de los derruidos, y tomar, en cumplimiento de sus deberes,
»las providencias que tenga por convenientes al mayor bien de los
»habitantes, sirviéndose V. E. expresarle el apoyo y auxilio que le
»dispensará de su parte. Renueva á V. E. su respeto, y ruega á Dios
»guarde á V. E. muchos años. — Zubieta ocho de Septiembre de mil
»ochocientos trece. — Al Excmo. Sr. General Comandante de las tro-
»pas aliadas en San Sebastian. »
Con tanto se disolvió por hoy esta Junta, quedando convocados
todos los señores concurrentes á esta misma casa de Aizpúrua, por
hallarse ocupada la Consistorial, para mañana á las nueve; y por mandado de la misma Junta firmé esta Acta, yo, el Secretario. — Ante
mi, JPH. JOAQUIN DE ARIZMENDI.

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