martes, 18 de diciembre de 2012

EL SITIO DE 1813 - LA PLAZA Y SUS DEFENSORES - Fortificaciones bajas. Frente Sur, o frente de tierra.


El frente de tierra es un frente abaluartado; tal vez no sea muy exacta la clasificación, pues no está constituido con arreglo a ninguno de los muchos procedimientos y sistemas de ese género de fortificación que imperó hasta nuestros días.

Ciertamente que en ese frente hay una cortina y baluartes y semibaluartes, y en el centro un caballero; pero con todo eso, falta lo característico del sistema, o sea el flanqueo mutuo de sus baluartes o cruzamiento de las líneas de defensa  y las relaciones mutuas que deben guardarse las líneas del trazado, tanto en sus direcciones como en sus dimensiones; y si se quiere encontrar la filiación de las obras no se puede decir que pertenezca a ninguna de las escuelas clásicas, italiana, holandesa, española, francesa, etc.

Hay elementos de varias, pero conjunto no; si se exceptúa una mayor una mayor aplicación de la escuela holandesa en la variedad de obras exteriores, vemos, por ejemplo, que el ángulo flanqueado del baluarte de Santiago llena cumplidamente el precepto de Errard de Bar-le-Duc, pero se separa de su escuela en lo restante del trazado, tanto en ese baluarte como en los demás, pues característico del sistema Bar-le-Duc era que los flancos fueran perpendiculares a las caras, y eso no se ve en ningún baluarte de este frente, donde todos los flancos son perpendiculares a la cortina.

De Ville en su sistema ponía los flancos perpendiculares a la cortina, pero no en su totalidad, sino que una parte de ellos la retiraba y hacia normal a la linea de defensa; aquí había flancos retirados, pero no eran normales a las líneas de defensa, sino normales también a la cortina. El pequeño rebellín que De Ville colocaba delante de la cortina, aquí estaba delante del hornabeque.

El Conde de Pagan cubría con contraguardias las caras de los baluartes, y aquí en efecto una contraguardia cubría la cara del semibaluarte de San Felipe, pero ni los flancos de los baluartes eran perpendiculares a las líneas de defensa para su flanqueo más eficaz, ni tenían tres órdenes de fuegos, ni había como atrincheramiento interior de los baluartes, otros baluartes separados de aquellos por fosos, ni el rebellín estaba frente a la cortina, ni había la envuelta exterior que adoptó en su sistema reformador, características todas de su sistema.

No encaja pues, este frente en un determinado sistema de fortificación abaluartada, y naturalmente así tenía que suceder, pues su construcción no obedeció a una idea única, sino que resultó un conjunto de disposiciones sucesivas sobre bases forzadas.

Sin embargo, como tal frente abaluartado puede considerarse y más, para su más rápida descripción  que puede resumirse en los términos siguientes :

Una cortina (1) que enlaza los límites meridionales de los frentes de mar, tiene en su extremo oriental un baluarte bajo (Santiago) y en occidental un semibaluarte (San Felipe). En el centro de la cortina se alza un caballero (Cubo Imperial), obra dominante sobre todas las del frente.

Junto al flanco derecho del caballero se encuentra la puerta de tierra, con su plaza de armas defendida por la barbacana (2) de la que arranca el puente que con tramos fijos y móviles salva el foso.

Cubriendo dicha puerta y la cortina en gran parte, estaba el hornabeque de San Carlos y delante del centro de su cortina un pequeño rebellín; y, para cubrir la cara del semibaluarte de San Felipe, había contraguardia.

Una contraescarpa (3) general abarcaba todas estas obras, y en el ala izquierda del hornabeque servía de muro guarda-mar; sobre ella estaba el camino cubierto con sus traveses y empalizadas y delante el glasis.

Las comunicaciones con el exterior eran que arrancaban de la puerta principal pero una vez atravesado el foso por el puente, se bifurcaba. La principal que era el camino de Hernani atravesaba el ala derecha del hornabeque, salvaba su foso con otro puente y desembocando en la plaza de armas más occidental del glasis, corría a lo largo de éste para dirigirse al barrio de San Martín.

La otra, por la gola del  hornabeque salvaba su foso con un pequeño puente y a lo largo de su contraescarpa o muro guardamar llegaba al extremo oriental del camino cubierto y bajaba por el glasis al terreno exterior, dirigiéndose al puente de Santa Catalina situado en el barrio de este nombre.

La comunicación entre el hornabeque y el rebellín se hacía por el centro de la cortina del primero con una caponera de doble glasis.

Un través defensivo enlazaba el extremo del ala izquierda del hornabeque con la cortina principal y otro través macizo tapaba el hueco entre el baluarte de Santiago y el muro guardamar.

Esta era la disposición general del frente de tierra. Detallaremos algo más sus distintos elementos.

CONTINUARÁ ............

(OLAVIDE, ALBARELLOS, VIGÓN)

EL SITIO DE 1813 - LA PLAZA Y SUS DEFENSORES

Agrupabase el caserío de la Ciudad en 1813, al pie del Monte Urgull en una reducida extensión de terreno, de perímetro aproximadamente trapezoidal, cuyo lado mayor no medía más de 350 metros y cuya superficie no excedía de diez hectáreas.

Por el sur, un istmo bajo y arenoso, cuya anchura se reducía en la pleamar a 250 metros en algunos puntos, ligaba a la población con el pie del cerro de San Bartolomé, desde donde el terreno se elevaba. Sobre el istmo, extendían su irregular caserío los arrabales de Santa Catalina y San Martín, inmediato el primero al puente sobre el Urumea y próximo el segundo a las laderas de San Bartolomé, sobre cuya meseta asentaba el convento de este nombre.

A la orilla derecha del Urumea, entre el pie de los altos de Concorrenea y el de las laderas del Monte Ulía, se extendían hasta la playa de la Zurriola las dunas del Chofre; en las que no había más edificaciones que el convento de San Francisco, en la parte próxima al puente y algún caserío en la desembocadura de la calzada de Pasajes.

Las comunicaciones de la Plaza eran, por el puente de Santa Catalina y calzada de Pasajes, con este puerto, y por el camino que por San Bartolomé y Ayete conducía a Hernani, con el camino real de Madrid a Irún.

Por lo que respecta a las defensas, como en otra parte de este trabajo, se expone su historia y desarrollo y en ella pueden estudiarse las fases porque hubieron de pasar, nos limitaremos a reseñarlas brevemente.

CONTINUARÁ............

(EL SITIO DE 1813 - OLAVIDE, ALBARELLOS, VIGÓN)

EL SITIO DE 1813 - LA SITUACIÓN ESTRATÉGICA - Designio de Lord Wellington respecto a San Sebastián

A partir de este momento fijóse la atención de Lord Wellington en San Sebastián. No ofrecía su asedio los riesgos a que el de Pamplona exponía, y la posesión de la Plaza, si no constituía una necesidad apremiante en aquellos momentos, ofrecía evidentes ventajas. En tanto que con sus Divisiones avanzaba hacia la frontera para arrojar del Baztan a las fuerzas francesas y cubrir los pasos del Pirineo, iban tomando cuerpo sus ideas e iban concretándose sus propósitos. El 3 de Julio expuso ya al Conde Bathurst su decisión de emprender el sitio de la Plaza, rogándole al mismo tiempo se interesase porque el Almirantazgo asegurase el bloqueo de la costa (1). El 4, en la noche daba el Coronel Dickson la orden de enviar un oficial a Bilbao, con instrucciones para disponer el transporte del tren de sitio a Pasajes (2); el oficial sería portador de una carta para sir George Collier que mandaba las fuerzas navales en el Cantábrico y que debía, por tanto, cooperar a la operación  proyectada.

De mucho tiempo atrás entraba en los planes de Lord Wellington el cambiar su base de operaciones; gran parte de sus aprovisionamientos adquiríanse fuera de Inglaterra; desde sus almacenes de Portugal tardaban, al menos, 6 semanas en llegar al Ejército y para los transportes requerían una enorme cantidad de ganado. Ya el 9 de Julio ordenó al Coronel Dickson que formulase un pedido de material de artillería, municiones y efectos, manifestándole su intención de establecer diversos depósitos en Falmouth. Dueño en efecto, de San Sebastián podía establecer en Inglaterra misma su base de operaciones, de lo que habrían de seguirse inmensas ventajas militares y económicas. "Tan pronto sea dueño de San Sebastián - decía en 25 de Julio al Conde de Liverpool - comenzaré la reducción de nuestros gastos en Portugal y la completaré en cuanto seamos dueños de Pamplona; y esto, no para hacer otros en el Norte de España, pues espero que podremos tener nuestros almacenes principales en Inglaterra y nuestros hospitales en Inglaterra y los gastos de transporte se reducirán mucho; V.E. puede contar con que las sumas que podamos invertir en compras en el país, aliviarán enormemente al Gobierno".

Si desde estos puntos de vista convenía la posesión de San Sebastián, en otro orden de ideas constituía una verdadera necesidad. Del primer reconocimiento que de la Plaza hizo el 12 de Julio, sacó la impresión de que el asedio se resolvería fácil y brevemente; tomada después Pamplona, seguros con ello sus flancos, seguras también las comunicaciones con su base de operaciones, puesto que eran dueños del mar, y, con su Ejército en un terreno favorable, podían afrontar todas las eventualidades de la situación. En este sentimiento de confianza está inspirado su despacho del mismo día 12 al Conde Barthurts (3).

A estas primeras impresiones optimistas sucedieron poco después graves preocupaciones; Soult, nombrado el 1º de Julio lugarteniente del Emperador en España, asumía el mando de las tropas el día 12 y se aprestaba a reanudar las operaciones cuya apertura coincidió con el fracaso del primer asalto a la Plaza. Aun vencida la crisis, era de una extrema necesidad el apoderarse de las Plazas, porque la situación política encerraba grandes riesgos; el armisticio de Pleiwitz había sido prorrogado y las negociaciones para la paz se desenvolvían tan penosamente que no podía presagiarse un feliz término. Las diversas eventualidades que podía surgir  fueron la preocupación de Lord Wellington en todo aquel mes de Agosto; reflejos de ellas se perciben en todos sus despachos, en los que sucesivamente examina la posibilidad de que aceptando Napoleón las bases de Austria y rechazándolas Prusia y Rusia, aquella potencia se uniese a Francia para imponer a éstas la paz (4), la de que, bajo la influencia de las malas noticias recibidas de España, cediese a las exigencias de los aliados, pactándose la paz sin contar con Inglaterra y España (5), y la de que el armisticio se prolongase mucho, determinando una real suspensión de la guerra en Alemania (6), hipótesis todas verosímiles y cuya realización permitiría al Emperador dedicar todo su esfuerzo a batir al Ejército Anglo-hispano-portugués enredado aún en la expugnación de dos plazas a sus flancos y en contacto muy a vanguardia de ellas con no despreciables fuerzas francesas. Ciertamente, por el tratado de subsidios  de 15 de Junio, negociado por Lord Catheart,Besselrode  y Hardemberg, a cambio del apoyo financiero de Inglaterra comprometíanse Rusia y Prusia a continuar con toda energía la guerra y a no pactar la paz con Napoleón sin contar con aquella potencia, pero, con razón, sobre tan inestable base como esos compromisos, nada quería aventurar Lord Wellington (7).

Consecuencia de estas preocupaciones eran sus instrucciones para que se diese toda la intensidad posible a los trabajos de sitio y para que se precipitase su marcha sin comprometer por el ello el resultado final. Debía, pues, emprenderse y desarrollarse el sitio de San Sebastián en circunstancias parecidas a las en que se habían realizado los de Badajoz, y como ante esta Plaza, y, por análogas causas, había de llegar a verse lejano y comprometido el éxito, que al final había de ser adquirido a precio de numerosos sacrificios.

CONTINUARÁ .....................

(OLAVIDE, ALBARELLOS, VIGÓN)